jueves, 29 de diciembre de 2011

Vueltaenu presenta: Las 100 mejores del rock tico - Parte 8 (30-21)



Chepe: "Nuestros hijos lo harán bien"

Por dicha que no lo prometí, pues de fijo no lo cumpliré: el 2011 terminará sin que yo haga lo propio con esta lista. Así que paciencia, que será en enero del 2012 cuando el conteo conozco su final (esa es la fe, al menos).

Si hasta ahora llega a enterarse del ejercicio, entonces retomo los planteamientos teóricos: en el 2009 en el sitio web de Vueltaenu hicimos una votación para determinar cuáles serían las 100 mejores piezas del rock costarricense. Los resultados fueron determinados por la tabulación del voto popular y el parecer de figuras relacionadas desde distintos ángulos con la escena musical del país.

En junio pasado empecé a desmenuzar los resultados –hasta entonces archivados tras la eutanasia aplicada a VenU– y, cada vez que he podido, entrego una nueva decena de canciones, con mi respetiva parla para cada pieza. Sin ninguna sorpresa, Gandhi y Café con Leche/José Capmany son las bandas con mayor presencia en la centena, con siete canciones para cada una.

Les siguen Evolución con cinco; El Parque, Garbanzos y Bruno Porter con cuatro temas, y Hormigas en la Pared, Calle Dolores, Inconsciente Colectivo, Esimple, Kadeho y Modelo Para Armar, con tres aportes en su cuenta. Con dos canciones en el listado figuran Tango India, Akasha, 50 al Norte, Suite Doble, Parque en el Espacio, Índigo, Seka, La Nueva P, El Guato, Nada y Mekatelyu. Finalmente, 26 agrupaciones aportan un único tema a las 100.

Hey! Ho!, Let's Go

30. Salón K, Bruno Porter

Me disculpan que me quede corto de palabras sobre el trabajo de Bruno Porter pero, como ya he repetido en distintos foros, esta banda me provocó en aquel entonces cero matiz, lo que sin duda me coloca en una minoría de tarados que no supo captar el indudable talento del trío.

Fueron precisamente los músicos que participaron en este ejercicio quienes ubicaron a BP cuatro veces en la centena, dado que la banda tuvo poco impacto mediático o de difusión a mediados de los 90. Hoy Bruno es de las pocas agrupaciones de culto, con una vagoneta de respeto muy bien ganada a sus espaldas.



29. Patria o muerte, Calle Dolores

Sentado en una de las incómodas butacas del cine Variedades, en el 2001 cubrí el cierre de la edición de aquel entonces de la Muestra de Cine y Video Costarricense. No era el ambiente que me imaginaría para Calle Dolores pero ahí sonó esta pieza, como parte del excelente documental Algo queda, de Luciano Capelli y Andrea  Ruggeri, sobre los hijos de la revolución sandinista.

"Discordancia entre lo que los partidos políticos venimos diciendo y lo que hacemos", dice Chema, quien aportó, sin querer, su voz a uno de los temas más populares e icónicos de parte de la escena punk-ska del país.

Otra de las canciones que se hizo grande a partir de su acertada inclusión en el Tikici@ Rock de BMG y que al día de hoy sigue siendo igual de sabrosa para gritarla.

¿Dónde están viviendo?



28. El andamio del mundo, Solocarne

En mi conteo personal, siempre queda ubicada entre las cinco canciones más importantes del rock costarricense.

La primera vez que la escuché fue tras bajarla de Mp3.com, el mismo día que descargué de ahí tres canciones de Malditos de Verde... hace ya muchas lunas. Para ese entonces yo apenas empezaba a escuchar punk y  cuando me cayó la peseta de que Solocarne era un grupazo, la banda ya había decidido separarse. Afortunadamente, en el 2009 me saqué el clave con la reunión que hicieron para el chivo de Strung Out y está de más decir que casi lloro cuando sonó El andamio.

Con los años he tenido la oportunidad de conversar varias veces con Chepe (¡chavalazo!), a quien felicito por esta letra enorme, escrita en una época en que ninguno de los dos eramos padres aún pero que describe a la perfección los sentimientos que hoy embargan a cualquiera que crie un hijo en un mundo tan jodido.

Tranquilidad... nuestros hijos lo harán bien. Sé que así será.



27. Condición, Inconsciente Colectivo

El rock tico no tiene muchas power ballads... pero las que existen valen su peso en oro.

Condición significó mucho cuando empezó a promocionarse, a finales de los 90, por varias razones. Se trató del segundo sencillo del Pastillas antidepresivas..., uno de los álbumes más exitosos en la historia del rock tico y que para su época marco un récord en ventas.

En esa época Pato Barraza era LA estrella de rock, el rostro más visible y la voz más reconocida. Por eso, fue fácil ver multitudes (sí, de miles) coreando esta pieza con un romanticismo utópico, mientras los novios se la dedicaban y la pedían para grabar en Radio Uno (llegó al primer lugar en 94.7, que para ese entonces publicaba su lista en la Teleguía).

A mí no me encantó, posiblemente porque sabía que ese disco de Inconsciente Colectivo traía mejores canciones, como Se me puedo olvidar o No podrás. Aún así, siento un gran respeto por el tema y desearía que sonara más a menudo.




26. La historia salvaje, Café con Leche

En vista de que todos antes de los tres años ya  medio sabemos la letra de Los pollitos, esta canción estaba destinada a ser un éxito inmortal.

Montada sobre la música de The Doors, más parece una parodia que otra cosa, rasgo de por sí muy característico de la etapa inicial de Café con Leche, con aportes tanto de Jose Capmany como de Enrique Ramírez. Vale decir que aún no entiendo el empeño en borrar el aporte artístico que tuvo Enrique en el disco Rock, que incluye varios grandes éxitos del rock costarricenses de los cuales él es coautor, algo que Sony Music ignoró olímpicamente en las reediciones del material de Café con Leche y que organizaciones como ACAM bien harían en señalar.



25. Sin voluntad, Garbanzos

El perfil "divertido" de Garbanzos se pierde por completo en este tema: intenso, con una desesperación palpable, oscuro, perturbador.

El comienzo es una demoledora que no deja nada en pie a su paso y, en lo personal, es por mucho mi tema preferido de Garbanzos, popularizado también gracias al buen olfato de José Porras, quien metió este piezón en el Tikici@ Rock original.




24.  Quisieras, Gandhi

El pretil de la UCR estaba taquetado de gente, mientras cuatro flacos recién salidos del cole desgranaban sobre la tarima los temas que le darían forma a su disco debut, En el jardín del corazón. El concierto terminó y la gente pedía "otra" a gritos. A falta de más repertorio, los de Gandhi optaron por tocar de nuevo su canción más conocida.

Oh tiempos aquellos.

Quisieras fue el primero de muchos éxitos de parte del cuarteto y aún recuerdo como si fuera ayer lo mucho que la programaron en la finada radio Universal. La influencia de Caifanes en el tema es más que evidente, producto de una época en la que aún era normal que la banda tocara covers como La Negra Tomasa.

Quisieras fue la primera –más no la última– canción que me aprendí de Gandhi y me encanta que siga siendo una parte fundamental en los sets en vivo de la agrupación.




23. El universo es mío, Kurt Dyer

Era una noche algo fría de abril del 2004. Horas antes nos habían echado de Champs Elyssé, en medio concierto de aniversario de Esimple, por lo que buena parte de la asistencia se trasladó a la casa de Roy Quesada –en San Francisco de Heredia– para seguirla.

En la cochera de Roy, Kurt nos pidió a varios de los que estábamos ahí que escucháramos la pieza que acaba de escribir. Ese fue mi primer contacto con El universo en mío.

A partir de ahí la pieza cobró vida solita: era fija en los chivos de covers de Kurt; Nada la incluyó en su repertorio para sus conciertos tan-esporádicos-como-muerte-de-obispo, y en el foro de 89Decibeles se le declaró casi que el nuevo himno nacional.

Si bien es cierto existe una versión más "pesada" de parte de Nada, la que la mayoría recuerda es la toma acústica de Kurt en su primer avanzada como solista. Miguel Gómez tomó la pieza y la transformó en el tema musical de su ópera prima El cielo rojo, en el primer caso que recuerdo de simbiosis entre una canción y una película costarricenses.




22. Descriptar,  Akasha

En mis tiempos de redactor en Viva admito que en un inicio me dejé llevar por la resistencia que muchos sentían hacia los entonces chiquillos de Akasha. La primera vez que escribí de ellos fue en la crónica del festival Ecosistema Rock, en la que hice referencia a un chisme –que no me preocupé por confirmar– acerca de que el papá de uno de ellos protagonizó un berrinche épico en un concierto.

A los de Akasha les pasó lo mismo que al cineasta Esteban Ramírez: la escena les cobró ser fresitas, hijos de papi. La creencia generalizada es que como provenían de familias acomodadas, pues eso les quitaba credebilidad "callejera".

Hoy ya todos sabemos que esos estereotipos idiotas son pamplinas y que de poco sirve tener dinero si la música a nadie le gusta. Akasha es hoy una de las bandas de rock más populares del país, con una legión fiel de seguidores plagada de groupies de hueso colorado.

Descriptar sigue siendo, hasta el momento, su gran éxito. Si bien el título carece de un significado real en castellano, a la gente eso le entró flojo. En lo particular, prefiero el sonido que la banda tenía en este primer disco –mucho más crudo y pesado– que el más calculado rock pop de su segundo álbum.



21.  Azul,  Tango India

Uno a veces se pregunta: ¿Si Tango India no lo logró, entonces quién?

Razones puede haber muchas y la respuesta ya la brindó Juan Diego Villegas, en un conmovedor texto que publicó en su momento en Vuelta en U. Y es que en 1998, cuando el álbum debut de esta banda vio la luz, no parecía haber fuerza en la tierra capaz de detenerla.

Azul fue una sorpresa absoluta: una canción con todos los ganchos pop posibles, que innovó en la escena roquera al darle al violín un inédito papel protagónico. El video de Douglas Martin era todo un avance en comparación a lo que entonces se hacía y no hubo quién se le resistiera. Así de sencillo.

Al día de hoy debe de tratarse de una de las canciones costarricenses que más ha sonado, al punto de ser material de catálogo para cualquier emisora de corte adulto contemporáneo. Punto extra a su favor: es posiblemente la única canción de rock tico que mi papá –que tiene 64 años– reconoce, quizás porque partes del video están grabadas en el cementerio viejo de Escazú, donde están enterrados mis abuelos. De hecho, fue él quien me dijo que al señor mayor que sale en el clip le decían Memo Cachetes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario