viernes, 17 de agosto de 2012

10 piezas In Your Face (dedicadas a las Pussy Riot)



No escucho punk ruso y no sabía quiénes eran las Pussy Riot hasta hace unos días. Y creo que el resto del mundo estaba en las mismas.

Hoy tres muchachas fueron condenadas a la cárcel por su música. No es la primera ni la última vez que esto pasa. Las Pussy Riot provocaron la ira de Putin y la Iglesia Ortodoxa rusa, al cantar delante del altar sobre la sucia relación entre el exagente de la KGB y los padres del rebaño.

Sus ideas, y el defenderlas, tienen hoy a las Pussy Riot en la cárcel. Muchachas valientes, que no negocian, que no aflojan, que no se quedan calladas. A ellas, estas 10 canciones políticamente incorrectas, de desobediencia civil, de váyase para la mierda...

1. Rage Against the Machine - Killing in the Name

Fuck you, I won't do what you tell me...



2. Public Enemy - Fight the Power

Our freedom of speech is freedom or death...




3. Tijuana No! - Transgresores de la ley

No pasarán de este lugar... la resistencia ni un paso atrás





4. Neil Young - Keep on Rockin' in the Free World


There's one more kid, that will never go to school, never get to fall in love, never get to be cool...




5. Seka - No vuelvo más

Yo no aprendo nada... yo aprendo de la vida... y de todas las alegrías que me dan mis amigos





6. John Lennon - Power to the People

I gotta ask you comrades and brothers, how do you treat you own woman back home
She got to be herself, so she can free herself...





7. Dixie Chicks - Not Ready to Make Nice

And how in the world can the words that I said
Send somebody so over the edge
That they'd write me a letter sayin' that I better
Shut up and sing or my life will be over




8. Rise Against - Architects


Our heroes our idols have mellowed with age, following rules that they once disobeyed





9. Lily Allen - Fuck You

Do you really enjoy living a life that's so hateful?




10. Beastie Boys - Right Right Now Now

I went to get a loan and they asked my race
I wrote down human inside the space


martes, 7 de agosto de 2012

La titanada de Leonardo Chacón


Foto Olman Mora, CON.
No por terminar hoy la maratón olímpica con la piel cargada de heridas, en carne viva. No, mi admiración por Leonardo Chacón viene de más atrás, por lo que hizo en una competencia criolla y de perfil si se quiere menos elegante.

Este es un texto con trampa, reciclado. Hoy cuando vi a Leo con el uniforme tricolor dañado, corriendo su dolor por las calles londinenses, recordé mi primer encuentro con él: sin saberlo, el triatlonista causó una impresión indestructible.

La versión original la publiqué en mi querido Vuelta en U, el 14 de marzo del 2008. Y al igual que entonces, mi admiración por Leo está en lo más alto.

Léanlo y me cuentan :)

Febrero, 1999. Junto con otros compañeros de la carrera de comunicación, me apunté a ser parte del equipo de la oficina de prensa de los Juegos Deportivos Nacionales de San Carlos. No nos pagaron pero tuvimos alojamiento y comida gratis, además de que la pasamos a nuestras anchas en tierras norteñas.

Como parte de mis labores me tocó la cobertura del triatlón, el cual se desarrolló en y alrededor de la laguna de Arenal. El tiempo ha pasado pero todaví­a guardo el recuerdo de algo que ahí­ sucedió y que, a la fecha, aún me impresiona.

La categorí­a masculina fue ganada por un muchachillo macho y de ojos gatos que más parecí­a venido de Suiza que de su natal Liberia. Leonardo Chacón le sacó suficientes minutos de ventaja al resto de competidores y cruzó la meta en solitario y con el aplauso de los que ahí­ estábamos. Sin embargo, Leo se tení­a reservado lo mejor para el final.

Mientras que cualquier otro se habrí­a llevado su gloria a otra parte, Leo recogió su medalla y se plantó al lado de la meta para aplaudir y darle ánimos a los demás participantes, no sólo de Liberia, sino de cualquier otro cantón. Mientras que el público empezaba la retirada (a pocos les importan los segundos lugares), Leonardo siguió ahí­ por buen rato, infundiendo ánimo a otros muchachos de menores condiciones que las suyas y que, pese a que se notaban fundidos, le poní­an en aquellos últimos metros ante la fuerza que su colega les daba al otro lado de la lí­nea de llegada.

Ese es el mismo que hoy se cayó y levantó ante los ojos del mundo.