Bernal Villegas y Pato Barraza: en la cresta de la ola (Foto: Lucía Marín) |
El 9 de junio del año pasado anuncié en este espacio que revelaría los resultados de aquella ya lejana encuesta del 2009 que hicimos en Vuelta en U para determinar cuáles han sido las 100 canciones más importantes del rock tico. Casi un año después, hoy finalmente se termina el conteo.
Creo que en aquel momento no tenía muy claro en lo que me estaba metiendo. Estaba el camino fácil de chorrear la centena pero se me hacía muy sin gracia, dado que con la gran mayoría de las canciones listadas guardo una historia personal. Así que me compliqué la vida y desgrané, de 10 en 10, a las 100 piezas, con una referencia a cada una de ellas.
Me encantaría creer que todos los fiebres del rock costarricense han seguido estas publicaciones con hambre pero sería engañarme. Por eso, si usted es de los que hasta ahora se entera de qué es esto –precisamente porque se acabó– entonces le doy un poco de contexto, antes de entrar en materia con los 10 primeros puestos.
En el 2009, en el que vendría a ser el último proyecto editorial de Vuelta en U, nos dimos a la tarea de hacer esta lista, tabulando tanto el voto abierto de los usuarios del sitio como el de un panel de expertos, relacionados de alguna manera con el medio musical criollo. El resultado se quedó sin publicarse ante el cierre del medio, hasta que lo retomé el año pasado por medio de este blog. Estas son las entregas previas, en caso que quiera repasarlas:
Parte 1: De la 100 a la 91
Parte 2: De la 90 a la 81
Parte 3: De la 80 a la 71
Parte 4: De la 70 a la 61
Parte 5: De la 60 a la 51
Parte 6: De la 50 a la 41
Parte 7: De la 40 a la 31
Parte 8: De la 30 a la 21
Parte 9: De la 20 a la 11
Bonus tracks: 10 canciones lanzadas del 2009 a hoy que deberían estar (y 10 que salen)
Con la satisfacción del deber cumplido, entrémosle al Top 10 (y suena de fondo la pieza de intro de Hola Juventud). Está de más decir que las siguientes 10 canciones son indispensables del cancionero popular costarricense, nos definen como país en el plano musical y –más allá de si nos gustan o no– las sabemos de memoria y es probable que se relacionen con recuerdos emotivos, de aquella época en que éramos desempleados, despreocupados y felices.
10. Juana Escobar (Juanita), El Parque
"Parece que todos escuchamos algo que dice así..."
Las palabras introductorias de Luis Arenas nunca se me borrarán de la memoria, pues venían pegadas a una canción que me revolcó cuando tomó por asalto las radios nacionales. En poco más de dos minutos y con una harmónica endiablada como su rasgo más característico, Juanita fue la primera gran novia del rock tico: todos teníamos que ver con ella, todos nos sabíamos su nombre, todos... todos.
¿De qué habla la pieza? A estas alturas aún no lo tengo claro pero vale gorra. En aquellos años lo que hiciera El Parque se veía como santa palabra y bien se puede decir que fue la primera banda en pegarla en serio con el rock original. No se me olvida como con el grupo de compas de Curri fuimos hasta Jaulares para un concierto de El Parque con Las Tortugas (obvio que el interés era por los primeros). Con Juanita me di de patadas en el parqueo de Educación, en una Semana U en la que Los Rabanes eran teloneros de El Parque.
A Juanita le tengo cariño.
9. La modelo, Café con Leche
El punto culminante en los conciertos de Café con Leche, y luego en la etapa solista de Capmany, llegaba con La modelo. Tiendo a creer que no se trataba de la canción predilecta de Jose pero no por eso dejó de hacerla divertida, con interludios únicos que mutaban de versión en versión.
Recuerdo una vez haberlo escuchado en un chivo que estaba dando en la extinta sucursal de la pizzería Caccio's, en Heredia. Esa noche el cuento del ride a la playa, de la mae horrible y del artesano duró como 20 minutos, con toda la audiencia muerta de la risa ante aquel cuento que no se sabía para dónde iba.
Hoy una tipa que se las dé de sexy difícilmente se vestiría con anteojos punk, enaguas de cordurroi o aretes de bambú: la modelo es un reflejo de la moda y el humor de los ochentas, de una época en la que no era descabellado comprarle a la novia un regalo con ¢49.65.
8. Asesina, Calle Dolores
Rock Fest 2001, anfiteatro del Hotel Herradura: Jose Coto cantando con las venas del cuello a punto de reventarse, un emsombreado Bernardo Mata bailando por todo el escenario, Sapo dejando el alma en los tarros...
Al día de hoy no recuerdo otro slam de las dimensiones e intensidad del que se armó en esa ocasión, con miles de pies correteando en aquel polvazal, con miles de gargantas gritando al cielo la pregunta de "¿por qué la asesinaste?"
Asesina fue la que tuvo la culpa. La dichosa Asesina.
7. Al final, Suite Doble
Otro recuerdo del Rock Fest, este del 2002: el recinto de Futbol 5 era un hornazo, empaquetado con un montón de gente deseosa de música extrema (ska y numetal). Ernesto Aducci armó un cartel que me pareció una bronca: Deznuke, Broca, Suite Doble, Tropa 56...
Sí, en medio de agrupaciones de patadas y slam, Aducci metió a Marta y Bernal. "Los van a matar", pensé, viendo lo caliente que estaba la audiencia... y me comí mis malos augurios. Aún me da risa recordar a aquella masa de malamansados sacando los encendedores y coreando "la pieza del anuncio de Belmont".
El segundo álbum de Suite Doble no pegó lo que se esperaba. Las expectativas eran muy altas dado el éxito de su disco debut pero el primer sencillo Tú y yo se quedó corto. La banda luego hizo un video para Al final y lo promocionó, sin que les dieran mucha pelota. Luego, BAT le echó mano a la pieza para musicalizar uno de sus comerciales (sí, niños, los cigarros antes podían anunciarse en medios de comunicación) y cobró un segundo y definitivo aire.
Al final es hoy una de las máximas baladas de la música costarricense. Una pieza que –igual que el comercial que acompañó– evoca a fogatas, a parejas hechas un colocho, a noches saturadas de estrellas y a calorcito humano. A Marta no se le perdona el que se baje de cualquier escenario sin antes echársela. Así de sencillo.
6. Voy por ella, Evolución
Hace ya muchas lunas, en los inicios de la comunidad que se formó a partir del foro de 89 Decibeles, tuve el placer de ser el DJ (digamos), en varias de sus fechas, en el bar La Salamandra.
Cargado de compactos (arcaico), puse la música que me dio la gana. En el bloque de canciones nacionales, una estimable forista se me acerca y me pregunta si ando Voy por ella. Desde luego que la canción del momento estaba a mano y al sonar el primer acorde el salón se volvió loco. Acto seguido, aquel respetable grupo de seguidores y protagonistas del rock nacional empezó a corear aquello de "Hay una mujer perfecta...".
Evolución no ha sido una banda de estricto perfil comercial, sin que por eso su música no sea accesible y fácil de oír. Su mayor licencia pop se dio precisamente con Voy por ella, lo que sin duda influyó en el mostruoso desempeño que la canción logró en medios de comunicación. Fue por este tema que ese gran público entró en contacto con el trío, como si se tratara de algo nuevo.
5. El invisible, Gandhi
No es la mejor canción de Gandhi pero sí la más difundida (o quemada).
El Invisible pegó solita, sin impulso en los medios y ya para cuando la banda empezó a grabarle videos, la pieza era de dominio popular. Su primer clip es hoy una leyenda urbana, pues desapareció del ojo público. Producido por el equipo más meritorio que ha pasado por 7 Estrellas, el clip mostraba a un montón de mujeres de distintas edades –incluidas niñas y ancianas– hablando de ese amigo invisible que visita el lecho femenino (si todavía no entienden de qué trata la pieza, tomen el premio Winnie Poh a la Inocencia 2012).
Aquel video fue retirado del aire (al chile, pago por una copia) y la banda hizo otro más ambicioso con Douglas Martin, el director que estuvo de moda en los videoclips ticos de una década atrás. Si me preguntan, me quedo con el original.
Plagiada por Rosana (aunque ella jure que el idéntico riff de guitarra de Pa ti no estoy es una inocente coincidencia); track oculto del disco en vivo Bios; manoseada por BMG; covereada por decenas de grupos adolescentes que ven a los de arriba como referente, El invisible y Gandhi son hermanos que a veces se pelean pero que, al final, comparten la misma sangre.
4. Cuantas noches, El Parque
Hoy, escuchándola a la distancia, Cuantas noches me parece una pieza suave, cero violenta, pero en aquel entonces sonaba a pura gasolina y la voladera de patadas era su coreografía.
Estamos claros en que la historia de El Parque se empezó a escribir y hoy continúa con Paul Jiménez pero nadie puede negar que su momento de gloria fue con Luis Arenas en los vocales. Showman por excelencia, el flaco venía de un grupo muy bueno llamado Signos (lo recuerdo en Telemúsica, con Rooper Alvarado) y con su calidad vocal y técnicas escénicas se transformó en el primer rockstar criollo de los 90.
Todo eso quedó en evidencia en Cuantas noches, canción muy pegajosa, de coro fácil de aprender y provista de un video revolucionario, el primero de muchos que se rodarían en el Sanatorio Durán. Musicalmente es una pieza impecable, sencilla pero a la vez sabrosa, con una base de bajo a cargo de Churro Trejos como su rasgo que más me gustó.
En los buenos años de Radio Sistema Universal, Cuantas noches hizo lo que le dio la gana: sin redes sociales, incluso mucho antes de contar con un video, nuestras llamadas la llevaron a los primeros lugares. De las pocas canciones en esta lista que se pedían "para grabar".
3. Dime qué puedo hacer sin ti, 50 al Norte
Para febrero del 2000 yo era un reportero pollito en la sección de espectáculos de Al Día. Mis jefes me piden un artículo a propósito del Dia de San Valentín y para evitar lo obvio (decía yo), busqué a artistas nacionales que tuviesen grandes canciones de amor, para preguntarles por la inspiración detrás de aquella letra.
Cuando hablé con Bernal Villegas me quedé en una pieza: la balada que uno le dedicaba a la güila que le gustaba no estaba inspirada en un romance de pareja, sino en un amor más puro, más básico, menos complicado: el de un padre hacia su hija.
Bernal no lo sabe, pero fui fan de 50 al Norte y tuve la dicha de ver a la banda en vivo un par de veces, siendo la más memorable aquella en el Melico, cuando se presentaron al lado de la Sinfónica Juvenil. Éramos poquitos en el teatro pero cómo nos hicimos oír, especialmente unos compas que pasaron pidiendo, sin éxito, el desterrado éxito Llamada clandestina (pago también por conseguir ese tema).
Yo era un carajillo de cole y Bernal ya un artista hecho y derecho. El tiempo pasó y coincidimos, yo feliz cubriendo sus chivos y abriéndole las páginas del periódico. Y al igual que él llegué a entender ese amor tan puro y básico y, en las noches, al ver a Emma y Luci dormidas no encuentro respuesta a la pregunta de qué podría hacer sin ellas.
2. El barco, Café con Leche
El cancionero de Café con Leche tiene dos definidas corrientes: la de humor folclórico costarricense (en la que es justo reconocer el gran aporte inicial de Enrique Ramírez) y la metafórica, que siempre sentí era la que más realizaba a Capmany.
El barco es justo eso: la metáfora hecha rock and roll. ¿Qué significa? Usted dígalo: una canción universal, que cada quién interpreta a partir de sus experiencias, que no peca de explícita pero tampoco de fumada.
Ese barco que Jose no abordó puede equivaler a mil cosas y todos en algún momento nos hemos enfrentado a él.
Si bien estamos ante un tema que se puede decir sin pena que pegó en la radio, lo cierto es que su leyenda se tejió en vivo, sobre las tarimas, en la interminable gira por Costa Rica que fue la vida de Jose. Si digo que escuché 50 veces en vivo a Capmany cantar El barco, la cifra es conservadora... y todas las veces él la interpretó como si fuera la última.
1. Frágil, Inconsciente Colectivo
En 1992 yo era un fan a muerte de radio 103. En aquel entonces la emisora empezó a editar un boletín (en papel, obvio) con su lista Feeling the Hits. Sé que en alguna caja tengo, amarrada con ligas, mi colección de dichos boletines, y en una de ellos dice, muy claro, que Frágil fue número uno en algún momento de aquel año.
Más larga que la mayoría de sencillos exitosos (pasa los 5 minutos), Frágil es la canción tica que más lejos ha llegado, literalmente: con ella Inconsciente triunfó en la versión local del concurso Yamaha Music Quest. Luego vino la victoria en la eliminatoria latinoamericana y un dignísimo tercer lugar en la final mundial, celebrada en Japón.
20 años han pasado desde la primera vez que la intro del piano llegó a nuestro oídos y aún puedo decir que Frágil me para los pelos. Frágil es la canción que necesitábamos, que pedíamos a gritos, que nos hacía falta y no sabíamos. Está llena de frases bellísimas... "Y si me quieres ver llegar, rompe tu cristal"... "Una palabra se olvidó de entrar en la canción"... "Una promesa de cristal, que nunca podré romper"... (Y la mejor) "Tengo una enfermedad mortal que he de llamarla libertad"...
Anécdota pola: en algún momento de 1995 le pedí prestados cinco rojos a mi hermano menor, los cuales nunca le pagué (sorry, Fabián) y con ellos fui y compré el CD original de Inconsciente en la Fuji de la Calle de la Amargura. Me encantaría decir que aún lo conservo pero se lo regalé a una compañera de la U con la que medio andaba y que era loca por Pato y los suyos. Con ella terminé al ratito, pues prefirió irse con un mechudo que juraba ser la versión tica de Jerry Cantrell. Espero que aún conserve el disco de edición original, mientras yo me conformo con la reedición que una década después puso en la calle BMG.
No sé si alguna vez te lo dije pero, por aquello: Pato, gracias por Frágil. En serio.