jueves, 29 de diciembre de 2011

Vueltaenu presenta: Las 100 mejores del rock tico - Parte 8 (30-21)



Chepe: "Nuestros hijos lo harán bien"

Por dicha que no lo prometí, pues de fijo no lo cumpliré: el 2011 terminará sin que yo haga lo propio con esta lista. Así que paciencia, que será en enero del 2012 cuando el conteo conozco su final (esa es la fe, al menos).

Si hasta ahora llega a enterarse del ejercicio, entonces retomo los planteamientos teóricos: en el 2009 en el sitio web de Vueltaenu hicimos una votación para determinar cuáles serían las 100 mejores piezas del rock costarricense. Los resultados fueron determinados por la tabulación del voto popular y el parecer de figuras relacionadas desde distintos ángulos con la escena musical del país.

En junio pasado empecé a desmenuzar los resultados –hasta entonces archivados tras la eutanasia aplicada a VenU– y, cada vez que he podido, entrego una nueva decena de canciones, con mi respetiva parla para cada pieza. Sin ninguna sorpresa, Gandhi y Café con Leche/José Capmany son las bandas con mayor presencia en la centena, con siete canciones para cada una.

Les siguen Evolución con cinco; El Parque, Garbanzos y Bruno Porter con cuatro temas, y Hormigas en la Pared, Calle Dolores, Inconsciente Colectivo, Esimple, Kadeho y Modelo Para Armar, con tres aportes en su cuenta. Con dos canciones en el listado figuran Tango India, Akasha, 50 al Norte, Suite Doble, Parque en el Espacio, Índigo, Seka, La Nueva P, El Guato, Nada y Mekatelyu. Finalmente, 26 agrupaciones aportan un único tema a las 100.

Hey! Ho!, Let's Go

30. Salón K, Bruno Porter

Me disculpan que me quede corto de palabras sobre el trabajo de Bruno Porter pero, como ya he repetido en distintos foros, esta banda me provocó en aquel entonces cero matiz, lo que sin duda me coloca en una minoría de tarados que no supo captar el indudable talento del trío.

Fueron precisamente los músicos que participaron en este ejercicio quienes ubicaron a BP cuatro veces en la centena, dado que la banda tuvo poco impacto mediático o de difusión a mediados de los 90. Hoy Bruno es de las pocas agrupaciones de culto, con una vagoneta de respeto muy bien ganada a sus espaldas.



29. Patria o muerte, Calle Dolores

Sentado en una de las incómodas butacas del cine Variedades, en el 2001 cubrí el cierre de la edición de aquel entonces de la Muestra de Cine y Video Costarricense. No era el ambiente que me imaginaría para Calle Dolores pero ahí sonó esta pieza, como parte del excelente documental Algo queda, de Luciano Capelli y Andrea  Ruggeri, sobre los hijos de la revolución sandinista.

"Discordancia entre lo que los partidos políticos venimos diciendo y lo que hacemos", dice Chema, quien aportó, sin querer, su voz a uno de los temas más populares e icónicos de parte de la escena punk-ska del país.

Otra de las canciones que se hizo grande a partir de su acertada inclusión en el Tikici@ Rock de BMG y que al día de hoy sigue siendo igual de sabrosa para gritarla.

¿Dónde están viviendo?



28. El andamio del mundo, Solocarne

En mi conteo personal, siempre queda ubicada entre las cinco canciones más importantes del rock costarricense.

La primera vez que la escuché fue tras bajarla de Mp3.com, el mismo día que descargué de ahí tres canciones de Malditos de Verde... hace ya muchas lunas. Para ese entonces yo apenas empezaba a escuchar punk y  cuando me cayó la peseta de que Solocarne era un grupazo, la banda ya había decidido separarse. Afortunadamente, en el 2009 me saqué el clave con la reunión que hicieron para el chivo de Strung Out y está de más decir que casi lloro cuando sonó El andamio.

Con los años he tenido la oportunidad de conversar varias veces con Chepe (¡chavalazo!), a quien felicito por esta letra enorme, escrita en una época en que ninguno de los dos eramos padres aún pero que describe a la perfección los sentimientos que hoy embargan a cualquiera que crie un hijo en un mundo tan jodido.

Tranquilidad... nuestros hijos lo harán bien. Sé que así será.



27. Condición, Inconsciente Colectivo

El rock tico no tiene muchas power ballads... pero las que existen valen su peso en oro.

Condición significó mucho cuando empezó a promocionarse, a finales de los 90, por varias razones. Se trató del segundo sencillo del Pastillas antidepresivas..., uno de los álbumes más exitosos en la historia del rock tico y que para su época marco un récord en ventas.

En esa época Pato Barraza era LA estrella de rock, el rostro más visible y la voz más reconocida. Por eso, fue fácil ver multitudes (sí, de miles) coreando esta pieza con un romanticismo utópico, mientras los novios se la dedicaban y la pedían para grabar en Radio Uno (llegó al primer lugar en 94.7, que para ese entonces publicaba su lista en la Teleguía).

A mí no me encantó, posiblemente porque sabía que ese disco de Inconsciente Colectivo traía mejores canciones, como Se me puedo olvidar o No podrás. Aún así, siento un gran respeto por el tema y desearía que sonara más a menudo.




26. La historia salvaje, Café con Leche

En vista de que todos antes de los tres años ya  medio sabemos la letra de Los pollitos, esta canción estaba destinada a ser un éxito inmortal.

Montada sobre la música de The Doors, más parece una parodia que otra cosa, rasgo de por sí muy característico de la etapa inicial de Café con Leche, con aportes tanto de Jose Capmany como de Enrique Ramírez. Vale decir que aún no entiendo el empeño en borrar el aporte artístico que tuvo Enrique en el disco Rock, que incluye varios grandes éxitos del rock costarricenses de los cuales él es coautor, algo que Sony Music ignoró olímpicamente en las reediciones del material de Café con Leche y que organizaciones como ACAM bien harían en señalar.



25. Sin voluntad, Garbanzos

El perfil "divertido" de Garbanzos se pierde por completo en este tema: intenso, con una desesperación palpable, oscuro, perturbador.

El comienzo es una demoledora que no deja nada en pie a su paso y, en lo personal, es por mucho mi tema preferido de Garbanzos, popularizado también gracias al buen olfato de José Porras, quien metió este piezón en el Tikici@ Rock original.




24.  Quisieras, Gandhi

El pretil de la UCR estaba taquetado de gente, mientras cuatro flacos recién salidos del cole desgranaban sobre la tarima los temas que le darían forma a su disco debut, En el jardín del corazón. El concierto terminó y la gente pedía "otra" a gritos. A falta de más repertorio, los de Gandhi optaron por tocar de nuevo su canción más conocida.

Oh tiempos aquellos.

Quisieras fue el primero de muchos éxitos de parte del cuarteto y aún recuerdo como si fuera ayer lo mucho que la programaron en la finada radio Universal. La influencia de Caifanes en el tema es más que evidente, producto de una época en la que aún era normal que la banda tocara covers como La Negra Tomasa.

Quisieras fue la primera –más no la última– canción que me aprendí de Gandhi y me encanta que siga siendo una parte fundamental en los sets en vivo de la agrupación.




23. El universo es mío, Kurt Dyer

Era una noche algo fría de abril del 2004. Horas antes nos habían echado de Champs Elyssé, en medio concierto de aniversario de Esimple, por lo que buena parte de la asistencia se trasladó a la casa de Roy Quesada –en San Francisco de Heredia– para seguirla.

En la cochera de Roy, Kurt nos pidió a varios de los que estábamos ahí que escucháramos la pieza que acaba de escribir. Ese fue mi primer contacto con El universo en mío.

A partir de ahí la pieza cobró vida solita: era fija en los chivos de covers de Kurt; Nada la incluyó en su repertorio para sus conciertos tan-esporádicos-como-muerte-de-obispo, y en el foro de 89Decibeles se le declaró casi que el nuevo himno nacional.

Si bien es cierto existe una versión más "pesada" de parte de Nada, la que la mayoría recuerda es la toma acústica de Kurt en su primer avanzada como solista. Miguel Gómez tomó la pieza y la transformó en el tema musical de su ópera prima El cielo rojo, en el primer caso que recuerdo de simbiosis entre una canción y una película costarricenses.




22. Descriptar,  Akasha

En mis tiempos de redactor en Viva admito que en un inicio me dejé llevar por la resistencia que muchos sentían hacia los entonces chiquillos de Akasha. La primera vez que escribí de ellos fue en la crónica del festival Ecosistema Rock, en la que hice referencia a un chisme –que no me preocupé por confirmar– acerca de que el papá de uno de ellos protagonizó un berrinche épico en un concierto.

A los de Akasha les pasó lo mismo que al cineasta Esteban Ramírez: la escena les cobró ser fresitas, hijos de papi. La creencia generalizada es que como provenían de familias acomodadas, pues eso les quitaba credebilidad "callejera".

Hoy ya todos sabemos que esos estereotipos idiotas son pamplinas y que de poco sirve tener dinero si la música a nadie le gusta. Akasha es hoy una de las bandas de rock más populares del país, con una legión fiel de seguidores plagada de groupies de hueso colorado.

Descriptar sigue siendo, hasta el momento, su gran éxito. Si bien el título carece de un significado real en castellano, a la gente eso le entró flojo. En lo particular, prefiero el sonido que la banda tenía en este primer disco –mucho más crudo y pesado– que el más calculado rock pop de su segundo álbum.



21.  Azul,  Tango India

Uno a veces se pregunta: ¿Si Tango India no lo logró, entonces quién?

Razones puede haber muchas y la respuesta ya la brindó Juan Diego Villegas, en un conmovedor texto que publicó en su momento en Vuelta en U. Y es que en 1998, cuando el álbum debut de esta banda vio la luz, no parecía haber fuerza en la tierra capaz de detenerla.

Azul fue una sorpresa absoluta: una canción con todos los ganchos pop posibles, que innovó en la escena roquera al darle al violín un inédito papel protagónico. El video de Douglas Martin era todo un avance en comparación a lo que entonces se hacía y no hubo quién se le resistiera. Así de sencillo.

Al día de hoy debe de tratarse de una de las canciones costarricenses que más ha sonado, al punto de ser material de catálogo para cualquier emisora de corte adulto contemporáneo. Punto extra a su favor: es posiblemente la única canción de rock tico que mi papá –que tiene 64 años– reconoce, quizás porque partes del video están grabadas en el cementerio viejo de Escazú, donde están enterrados mis abuelos. De hecho, fue él quien me dijo que al señor mayor que sale en el clip le decían Memo Cachetes.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Festival Imperial 2012: carta abierta al Águila

Qué lindo recuerdo...
Querida Águila:

Hoy es un buen día, y eso te lo debemos a vos. Olvidate que agarraste a alguien de sorpresa pues la noticia estaba más que cantada, lo único que faltaba era que le pusieras la firma.

Pues bien, hoy estás de nuevo en boca de todos... ok, suave, en un país tan borracho vos siempre estás en boca de todos. Rectifico: hoy sos el tema de conversación por excelencia, al cantar a los cuatro vientos que tu gran reunión volverá a celebrarse, después de cuatro años de sequía. Y si alguien sabe liquidar a la sequía, esa sos vos.

El Festival Imperial no solo es tu polluelo, sino también el nuestro. En un país donde el apellido "Fest" se lo encaraman ahora a cualquier concierto de pacotilla en un salón de finca bananera, los verdaderos Festivales de música parecen bichos raros, casi que utópicos. Esto pues bien sabido es que un festival de pedigrí es tan grande que su marca pesa más que cualquier nombre en su cartel.
Y aquí, ninguna marca tiene más peso que la tuya.
Tampoco es que nos la vamos a tirar de miserables y reclamar que "aquí no viene nadie", pues con la piedra de Aserrí deberíamos darnos en el pecho desde que Metallica, Pearl Jam, Elton John, Red Hot Chili Peppers, Slayer y Iron Maiden nos incluyeron en sus "South America Tours". Para los veteranos aún vigentes (pues antes sí venían pero ya devaluados, tipo Starship o America), nosotros ya contamos.
Pero la cultura festivalera de gran escala –tan presente en otros países– acá, por el momento, solo vos nos la has transmitido. Y te lo agradecemos.
A 99 días (y contando) para la gran celebración, quiero tomarme el atrevimiento de hacerte algunas sugerencias, gracias a la experiencia ganada después de vivir, desde la acera periodística, de pe a pa las dos primeras ediciones de tu  fiesta.


Ellas en el 2008 estuvieron en la misma tarima que Smashing Pumpkins :?
 1. Evitá por favor el volver a atormentarnos con bailarinas de tarima y otros artilugios "chinameros", pues puretean tu evento. Ese tipo de recursos se valen para Palmares y demás fiestas a cielo abierto en que la gente bebe cantidades industriales de cerveza, se vomita encima y pierde la camisa con tal de sufrir quemaduras grado dos de la asoleada. Ya suficiente silicona ve desfilar La Guácima en sus remedos dominicales de (in)cultura Nascar como para recetar más de lo mismo a gente que paga por oír buena música (salado el que se aguanta, de a gratis, a Los Rabanes).

2. Como es lógico, todo el país está diseñando ya su alineación soñada para los dos días de marzo. En mi caso, antes de pedirte a tal o cual banda, preferería que primero en el cartel se incluya a alguien que, hasta el momento, ha brillado por su ausencia en tu festival: la coherencia.

Cuestión de repasar los invitados del 2006 y 2008 para reforzar mi punto. El 1° de abril del 2006 te estrenaste con Belanova, Vicentico, Gandhi, Diego Torres y Jamiroquai, y un día después seguiste con Héctor el Father, Miranda!, Malpaís, The Rasmus y Sting. Si antes aquello parecía una ensalada de frutas, hoy me remite a un antojadizo chimichurri cuyo sabor no le quedó claro a nadie.

En el 2008, la primera fecha sí tuvo más compostura, al incluir a Babasónicos, Café Tacuba, Incubus y Smashing Pumpkins, siendo solo Le*Pop el objeto disonante. Sin embargo, sobre el cierre del domingo 20 de abril, aún los expertos debaten qué diantres hacían sobre la misma tarima Zoé, Porpartes, Seal, Enrique Iglesias y Duran Duran. Si aquella noche hubo algún "concepto" detrás de la alineación, solo vos, querida águila, lo entendiste.

De ahí que yo esperaría que, en esta ocasión, se dé una curadoría en la escogencia de los artistas invitados, de parte no de gerentes de mercadeo o asuntos corporativos de Florida Bebidas, sino de gente que sí sepa de música, que mastique música, que sepa qué suena en la radio, qué es lo que se consume hoy, que tenga como hábito ir, por fiebre, a festivales de verdad en otros país.

3. Tu festival lleva tu apellido, Imperial. Hasta donde sé, siempre te has dirigido a un sector de la población joven, desenfadado, contemporaneo, informado, que no vive de la nostalgia. Por eso, artistas de hace 20 años como Sting, Seal o Duran Duran me suenan más para un festival de tu prima Bavaria, mientras que un reggaetonero chafa como el tal Héctor de una tarima de las fiestas de Carrizal no debería pasar. Al Imperial deberías invitar a los más fuertes, a esos artistas que la gente sueña con ver (hacele caso al clamor popular y traéte a los Foo Fighters, que de por sí por esos días andan brincando de festival en festival por el cono sur).


"Voy a cantar mi más reciente éxito... es de 1998"
 4. Aguila amiga, no es tu tarea resucitar ídolos oxidados. Si bien en el fondo se agradece la oportunidad que nos diste de ver a Seal, el artista en cuestión no estaba en la lista de "chivos a los que debo ir antes de morir" de nadie. Seal tenía más de 10 años de no pegar una pieza cuando lo pusiste en La Guácima, lo que vendría a ser como que ahora nos ofrecieras ver a Limp Bizkit, los Backstreet Boys o Kid Rock... ¡el 2001 pasó hace 10 años!

5. El volver a La Guácima es lógico, y se entiende. Tu modus vivendi es la cerveza y ese es de los pocos escenarios deportivos del país que toleran la presencia de tus bebidas. Abonemos además que ya una vez ahí, los asistentes contamos con todas las facilidades, espacio para movernos y mucha comodidad. Sin embargo, si se puede pedir algo, encarecidamente te solicito que pongás especial atención a la salida de los parqueos, pues es un absurdo el quedarse pegado hasta dos horas en las callecitas de La Guácima.

6. No se me olvida que todo esto es para promocionarte, para hacer despliegue de tu músculosa marca. Sin embargo, y voy a ser muy honesto con esto, andar camisetas y demás merchandising de Imperial es bastante polo, a no ser que uno sea un gringo buscando souvenirs. Ojalá este año contemos con mercadería que uno sí quiera ponerse (y no de pijama o para lavar el carro) y que refleje no solo a tu bella marca, sino también a las bandas participantes, como sucede en todos los demás festivales del mundo.

7. Te insto a detenerte un rato y no dejarte llevar por el impulso o las argollas a la hora de designar a los artistas locales que estarán en la tarima principal. En la edición 2006 hubo un criterio bastante acertado de invitar a los dos grupos más grandes que ha tenido Costa Rica en los últimos 15 años –Gandhi y Malpaís–, pero en el 2008 siento decirte que la cagaste, dándole ese privilegio a dos actos como Le*Pop y Porpartes solo porque vivían un buen momento (el cual vale decir se acabó tan rápido como terminó tu festival). ¿Arriesgado pensar en dos artistas locales por día? Para nada. Por eso, antes de salir con esos inventos de rock nacional rechinado vestigo de All-Star, mejor date una vuelta por Bandcamp, por 89Decibeles, fijate cuáles bandas ticas se merecen más que nunca el que las pongás a la par de los grandes. Cada quien tendrá sus predilectos pero, de mi parte, si creo que nombres como Sonámbulo, The Movement in Codes, Evolución, Parque en el Espacio, 424, Percance, Cocofunka o Patiño Quintana hace rato están para esos trotes (y, por favor, nada de covers en las tarimas secundarias, que eso ofende).

Perdoná si me extendí más de la cuenta pero tu anuncio de hoy me tiene brincando en un pie... no lo puedo negar. Y, solo por aquello, en caso que aceptés sugerencias, pues entonces hacele la fuercita a Björk, TV on the Radio, Foster the People, Peaches, Gogol Bordello, Crystal Method y MGMT, que apenas una semana después estarán en Chile. Dale, yo sé que vos podés.

Un abrazo (y gracias por dejarme estar a 10 metros de Billy Corgan)


lunes, 5 de diciembre de 2011

Las figuras noticiosas del 2011: ¿cómo lo vieron?

¿Cuál de ellas dos sí fue noticia en el 2011?

Sentarme a hablar con Rodrigo Arias era algo que, definitivamente, no estaba en mi agenda del 2011.

Ayer el diario La Nación publicó uno de sus trapitos de dominguear (y no porque fuera domingo): su especial anual con perfiles de las figuras que generaron más titulares noticiosos –para bien o para mal– en el año que termina. Y fue por él que, por insospechado que me resultara meses atrás, Rodrigo Arias y yo coincidimos en una misma habitación.

Este especial siempre me ha gustado, y como lector lo disfruto (legítima lectura de baño). Si bien secretamente siempre quise participar de él, no fue sino hasta el año pasado que se me invitó a tomar parte en el proyecto, lo que –sin que se notara mucho en mi cara– me hizo muy feliz.

Mi debut en este resumen coincidió con un cambio en su elaboración que, a mi criterio, fue un acierto. Antes los personajes solían asignarse a redactores relacionados con dicha fuente, que los conocían al dedillo y estuvieron detrás suyo todo el año. Sin embargo, desde el año pasado las asignaciones consideran otros factores, sin que el conocimiento previo de la figura sea ya lo determinante.

Como ejercicio periodístico esto me gusta, pues rara vez un compañero de Sucesos podrá entrevistar a un cineasta o bien alguien de Investigación charlar con una deportista. Además, es en este especial que muchos periodistas que rara vez escriben en el periódico –a pesar de su habilidad con la pluma– se manifiestan. Es en este especial en el que, para decirlo en bonito, todos tratan (tratamos) de lucirse (lucirnos).
Soy un redactor formado en las aulas del periodismo de espectáculos, acostumbrado a hablar  de música y cine. Por eso, mayor es el reto cuando a uno le piden escribir de cómo fue el año de José Antonio Lobo o Rodrigo Arias (en el 2010 también hice la pieza de Miguel Angel Rodríguez, con el detallazo de que el expresidente no me atendió).

Algo destacadísimo del especial es que, también, le da una ventana enorme al trabajo de nuestros compañeros de fotografía. En su momento fue Jose Díaz, el año pasado le tocó a Adrián Arias y ahora es Priscilla Mora quien se luce con un brete enorme desde la cámara, incluso retratando a los personajes con más estilo y arte de lo que los periodistas podemos hacerlo desde nuestra trinchera. Priscilla podrá ser pequeña, pero su trabajo es de gigante... ahí está para que lo vean.

Si bien cada redactor aborda de modo distinto el perfil correspondiente, me permito recomendarles las cinco piezas que más me gustan de la presente edición:

Las cámaras de velocidad, por Santiago Manzanal: el mejor texto, en mi opinión, del especial. Don Santiago es un filósofo y catedrático universitario a quien es más común leer en las páginas de Opinión. Su artículo sobre el fiasco de las camaritas en carreteras es tan divertido como instructivo, relatando con enorme gracia la telenovela del absurdo que protagonizó el Conavi por esos chunches vigilantes.

Ricardo La Volpe, por Ronald Matute: Matu enfrentó lo que, en principio, uno consideraría un problema, pues al momento de su designación como figura noticiosa del año, La Volpe ya estaba lejos, haciendo miserables a aficionados de otros lares. Sin embargo, Matu resolvió muy bien la ausencia del personaje, al reconstruir su año a partir del testimonio de otros, de los que estuvieron a su lado. Rónald ya el año pasado se había lucido con el perfil del ministro de Transportes Francisco Jiménez, la pieza que más me gustó del 2010.

René Castro, por Alonso Mata: El 2011, Alonso lo pasó en su mayoría fuera del país, precisamente en los meses en que Castro era la piñata de nuestra indignación, tras su desafortunada gestión como canciller al frente del tema Calero. Aún así, Alonso se la jugó muy bien, pues la entrevista del hoy jerarca del Minaet refleja la evidente congoja en la que el personaje vio pasar los meses. Mención especial por esta cita, la cual refleja con absoluta rudeza el cambio laboral de Castro: "Ya no se reúne con Hillary Clinton para hablar sobre la fiscalización del Fondo Monetario Internacional a los dineros privados que se manejan en el istmo, ahora lo hace con Leonora Jiménez para hablar del aleteo"...

Hannia Campos, por Michelle Soto: Cuando vi su nombre en el listado de personajes del 2011 no pude evitar levantar la ceja, pues la verdad hasta ayer no tenía ni idea de quién es Hannia Campos o por qué debería importarme lo que hace. Hoy me da pena reconocerlo.
Esta investigadora es el rostro de ese gran gremio que son los científicos costarricenses, a quienes cometemos el error de sintetizar en un único nombre (sí, ese). Hannia Campos ha analizado nuestros hábitos alimenticios y obtenido conclusiones de alto impacto en nuestra salud pública y nutrición. Por esto, me encantó el que Michelle rescatara las frecuentes menciones gastronómicas de la entrevistada, en un texto que huele a frijolitos, culantro y fresco de piña.

Hanna Gabriel, por Ernesto Rivera: el Ché es una de las mejores plumas de nuestra redacción para este tipo de periodismo y, en esta ocasión, tuvo la ventaja de tener enfrente a un personaje genial como es Hanna. Aún así, a Ernesto le abono que logró decir cosas nuevas de la persona de la que más se ha hablado este año en Costa Rica.

Sobre los personajes seleccionados hay mucho que señalar.

  • Los méritos, como suele suceder, descansan en exponentes del deporte, las artes y las ciencias. Tremenda ironía en un país que destina una cuecha a esas áreas, totalmente marginadas en las políticas estatales y en las que aquellos que destacan lo hacen por legítimo amor a la camiseta, poniendo plata de su bolsa para logros que luego todo el país adopta como suyos.
  • La clase política sigue siendo sinónimo de mediocridad y verguenza. El peor canciller desde que tengo memoria; un expresidente condenado por corrupto; un diputado cuestionado; el líder de un partido que se aprovechó del Estado; un aspirante presidencial que pasó todo el año en la picota... ¿En serio tanto cuesta encontrar un político que se haga notar por los motivos correctos?
  • En nuestro país ni siquiera los personajes no humanos pueden dar la cara: la Caja Costarricense del Seguro Social (el texto de Arnoldo Rivera es una joya, léanlo, por favor), el puente de la platina y las cámaras de vigilancia en carretera son evidencia de nuestra mediocre gestión estatal, de lo que pasa cuando la ineptitud se viste de burócrata. Y no me digan que el Estadio Nacional –el otro personaje no vivo– contradice lo anterior, pues si está así y funciona tan bien es porque los chinos así lo planearon. Haga una pausa e imagínese qué sería del proyecto de este recinto si la construcción hubiera sido local... hasta los coperos de La Sabana estarían reclamando expropiación... y se las pagarían.
  • En mis temas más cercanos, me sorprendió el que Pneuma lograra un espacio en el especial, pues los géneros musicales "extremos" suelen quedarse por fuera de estos compendios, al menos para los grandes medios de este país. Afortunadamente Arturo Pardo está en todas y dentro del texto hizo la mención de otras bandas que han dado la pelea este año, pasaporte en mano, como Billy the Kid, The Great Wilderness, Sonámbulo y Las Robertas. Aún así, no nos llamemos a engaño: su impacto sigue siendo bastante pequeño porque somos un país que dura en darse cuenta de lo bueno que tiene, musicalmente hablando. Mientras tanto, mejor celebremos a los Beatles, que esos no le quedan mal a nadie.
  • El la primera vez, al menos que yo recuerde, que el presidente de turno no figura en la lista (hasta Abel Pacheco quedaba, aunque fuera por inoperante). Del gabinete de Laura Chinchilla solo se "destacó" al excanciller Castro, por los tristes motivos ya expuestos, y la mandataria brilla por su ausencia, lo cual solo viene a ratificar lo que todo el mundo comenta: Laura Chinchilla desapareció y su peso  en las decisiones del país es igual al del chiguagua de Taco Bell.
  • ¿Ausencias? Algunas, podría ser, aunque desde luego que todo esto es relativo y subjetivo. En una lista que solo incluye a dos mujeres, definitivamente me hizo falta el nombre de Shirley Cruz, quien al ganar la Champions europea de mujeres se convirtió en la costarricense que ha obtenido el título más alto del futbol internacional con un club profesional. También eché de menos a la exministra María Luisa Ávila, quien hizo todo el aspaviento posible para robarse el show al dejar la cartera de Salud, y a Nery Brenes, que pese a un año no muy brillante, lo salvó de la mejor manera en los Panamericanos. Además, si entró Minor Vargas, pues el mismo "mérito" logró Carlos Pascall, con el punto a su "favor" de tener a muchas fuerzas sociales de Limón pidiendo la libertad del "filántropo".
  • Finalmente, la gente parece que aún no termina de entender que noticioso no es sinónimo de meritorio. El año pasado me asombré de la cantidad de reclamos de lectores que nos señalan por destacar a tanta gente impopular, como si escribir de un empresario encarcelado o un político cuestionado respondiera a un interés de lavarle la imagen a esas figuras... ¡Todo lo contrario! Los ticos tenemos memoria de teflón y en dos meses nos olvidamos de aquellos que nos tomaron el pelo, así que volver a aquellos pasajes no solo es necesario, sino obligatorio. El que vivamos en el país más feliz del mundo (ah pecado) no justifica que queramos siempre esconder la basura bajo la alfombra.