domingo, 24 de julio de 2011

Vueltaenu presenta: Las 100 mejores del rock tico - Parte 4 (70-61)


Capmany en el pretil: uno de sus ecosistemas favoritos.
Dos semanas sin nuevas entregas... lo lamento. Recuerden que esto tiene una frecuencia de "cuando tenga tiempo" y estos últimos días han sido frenéticos. Pero bueno, acá estamos de nuevo, así que manos a las obras...


70. A Dios le pido, Villegas

Esta canción estaba en lo más y mejor cuando realizamos la encuesta, dos años atrás, lo que explica que lograra ubicarse en la lista. No quiero decir con esto que no mereciera el espacio entre las 100, pues se trata de una buena pieza, pero no creo que sea lo mejor que ha salido del repertorio solista de Bernal en tiempos recientes (más méritos ha hecho, por ejemplo, Solo contigo, que tuvo mucha fuerza tras su inclusión en el soundtrack de Gestación).

A Dios le pido fue el primer sencillo del disco Villegas y recuerdo que el título me generó dudas, dada la obvia relación que se haría con la pieza homónima de Juanes. Sin embargo, me quedo por mucho con la A Dios le pido del veterano roquero tico, por encima de la del astro de Medellín.




69. Amnesia, Amigosintimos

Estos Amigos estaban para más... para mucho más. ¿Qué pasó con este dúo? Buena pregunta: yo presumo que se separó aunque no tengo certeza de qué pasó realmente con la banda.

El 2007 fue el año de Amigosintimos, gracias a esta canción. Amnesia irrumpió como una rareza en las radios nacionales pues se trataba de un tema pop que no hablaba tonteras ni niñadas sino que se refería al TLC, a nuestros queridos expresidentes, a una sociedad dormida acostumbrada a que se la bailen. Así, lo demás llegó por añadidura: nominaciones a premios, un disco editado por Papaya Music, buenas críticas y mejores aplausos.



68. La radio, Igni Ferroque

Esta es, a mi criterio, un de las canciones de rock más bellas que se han grabado en este país. Escrita, hasta donde pude averiguar, por Juan Carlos Wong, La Radio es una canción inagotable. Esa línea de "alguien apagó la radio cuando me estaba durmiendo" es enorme, logrando en ocho palabras el impacto que muchas bandas no alcanzan con todo un álbum.

Igni Ferroque es un grupo que bien puede servir de hilo conductor en la historia del rock tico. Se fundó a finales de los 70, le dio durísimo y pegó piezas como La Radio y San Lucas en los 80, en los 90 se desinfló un poco (yo para ese entonces lo vi en vivo por primera vez en el gimnasio del Liceo de Curridabat) y hoy sigue dándole, mucho por el empuje del incombustible Roberto Ferroque.

La versión que muchos tenemos de La Radio es la interpretada por Miriam Jarquín y que viene en el disco 20 años de rock nacional: Volumen 1, que Sony editó en el 2002. No tengo ni idea de por qué esta pieza está tan ausente de la web pero después de rebuscar bastante di con esta versión en vivo, del 2007, con Allan Guzmán en los deberes vocales.





67. Low, Agressor

Única presentación en el listado de la que bien se podría considerar la banda metalera nacional con mayor exposición... al menos dentro del país.

Estamos claros en que Agressor no es necesariamente el grupo predilecto de la cholada local pero eso no le quita que sea la única agrupación pesada costarricense cuyo nombre sí maneja el público común y corriente. Esto responde a una buena cantidad de videos y a la presencia, si se quiere casi farandulera, de su cantante Nelson Guillén.

Low fue uno de los sencillos que salieron de su disco debut y que se programó en canales internacionales como Telehit.



66. Te diré te quiero, El Guato

Primer cover que aparece en el listado y segundo aporte de El Guato.

Contaba Geovanny Durán que la banda grabó el tema y hasta después de terminar en el estudio fue que pidió permiso a su autor, Ricardo Acosta, para incluirla en el disco. Como BMG quiso luego incluir el tema en uno de los compilados Tikici@ Rock, Geovanny de nuevo le pidió permiso a Acosta y esto llevó a que, lejos de ser parte con un tema del disco de BMG, El Guato consiguiera un contrato discográfico con DDM.

De eso ya han pasado muchas lunas pero la canción no pierde fuelle. Esta versión en directo de este año  incluye un slam poderoso, protagonizado por muchachillos que bien podrían ser los hijos de Geovanny.



65. Machita carita, Calle Dolores

Maaaaaaaaacha, macha cucaracha...

No ha habido un grupo de ska que, para mis efectos, genere tan buena vibra como lo hizo Calle Dolores. Yo trabajaba en Al Día cuando me senté a hablar por primera vez con José Coto, en 1999, y a la fecha ya han sido varias las largas pláticas con uno de los vocalistas referentes de una de las épocas más brillantes que ha vivido la música nacional.

Inolvidable ver a Calle en el Rock Fest 2001... el slam que desató en el anfiteatro del Herradura aún no ha sido igualado en intensidad y cantidad... eran miles de maes bailando en espiral, mientras Jose, Sapo, Bernardo y compañía dejaban la sangre en escena.

Machita carita tiene especial mérito de estar acá, pues nunca fue promocionada ni incluida en discos compilatorios. En otras palabras: esta pieza pegó en la calle y por la Calle.



64. This Trouble Heart of Mine, Time's Forgotten

Los expertos que participaron en la votación son los responsables de esta, la única aparición de Time's Forgotten en la centena.

El grupo progresivo por excelencia del país, T.F. se las ha ingeniado para consolidar su nombre, a pesar de que su música es de segmento y, definitivamente, no apta para la gradería de sol.

Yo no soy un gran fiebre del progresivo y por eso T.F. nunca me ha emocionado tanto como a otros respetables contertulios, quienes suelen alabar la impecable ejecución de sus integrantes, todos virtuosos.

Vale decir que esta es la única no-canción de la lista, pues se trata de un tema instrumental.



63. Un lugar, José Capmany

El Canciones Cotidianas fue la apuesta final de Jose por mostrar que era mucho más que La modelo y el vacilón de Café con Leche. En su único álbum solista, Capmany muestra esa faceta más reflexiva y casi trovadora que se empeñó por proyectar en los últimos años de su carrera, sin que ello implicara despegarse de su buen "folclor urbano costarricense".

Un lugar fue su gran éxito en dichos años: una pieza hippie, idílica, que habla de un mundo mejor, de la vida al suave... pura esperanza. Jose fue feliz esos últimos años, creo que sintió que lo había logrado finalmente y que lo mejor estaba por venir. La foto con la que empieza este artículo es la misma que acompañó una entrevista que hice con Jose en octubre del 2000, justo después del lanzamiento del disco. "Es uno de los puntos más altos de mi carrera, pues la gente me preguntaba por mi disco y ahora ya les tengo una respuesta", me dijo en aquel entonces... vaya que tenía razón.



62. Los verdaderos, UFO

La única aparición de UFO en este listado es también mi única presencia. Sí, así como lo oyen: una buena tarde, un gentío, incluido este que escribe, se apelotó en el estudio de Radio U, al mando de Leo León, para grabar el coro de este tema y de Sucio policía, cover oculto que viene al final del que ha sido hasta la fecha el único disco de UFO. Aquella experiencia fue divertidísima, especialmente porque la compartí con gente que aprecio como Andrés Cervilla, Esteban Rodríguez y el famoso Pez, quien aquel entonces tocaba con Xpunkha.

Por UFO siempre sentí un respeto enorme: una banda que no negoció sus convicciones, que llamó a las cosas por su nombre, que era indisciplinada y a la vez voluntariosa. No se me olvida como, en el primer Hope Fest, Poveda subió al escenario a decir que no iban a tocar porque el baterista no aparecía y que temían que le hubiera sucedido algo... ¡y Moritz estaba bien acomodado en Rafas!

Con Baker, Montero, Poveda y el Monkey pasarla mal era imposible.

Los verdaderos es UFO en su máxima expresión: crudo, enjachador, sin medias tintas y en la cara.



61. Baby Don't Worry, Mentados

Cuando veo el éxito desmesurado del que hoy goza, en buena lid, Percance, me pregunto cómo lo mismo no sucedió, 10 años atrás, con los Mentados.

Los otrora Paupérrimos solo colocaron esta pieza en la lista, lo cual me parece una injusticia, pues perfectamente también pudieron figurar con Destino, Cuando la miro bailar, El esclavo, Frente al mar... Su único álbum, Ir caminando, es prácticamente una colección de éxitos. Lástima que su lanzamiento se tomó tantísimos años, dejando pasar los mejores tiempos de la banda sin una producción discográfica para difundir más su obra.

Baby Don't Worry es una canción divertida, que en tiempo recientes tomó un segundo aire tras sonar en el soundtrack de El cielo rojo.

miércoles, 20 de julio de 2011

De la portada de La Extra líbrame Señor...



Con dos hijas (una aún no nacida) esperando tener a su papá un buen rato, lo menos que me pasa por la cabeza hoy es morirme. Sin embargo, en caso de que el destino me tenga reparado en algún momento (ojalá bien lejano) un desenlace de dimensiones trágicas, le pido un último favor a aquellos que me estiman: no compren el Diario Extra del día siguiente.

Nadie sueña con una muerte trágica pero eso no nos hace inmunes a ella. Y sí, lo admito: no quiero que mi familia pase por el trance de verme en un estado lamentable, indefenso y acompañado de un texto patético. No, no quiero que mi familia tenga que pasar por lo que pasaron los seres queridos de Juan Pablo.

A Juan Pablo lo mataron esta semana dentro de un aula de su colegio. No tuvo tiempo de nada. Al día siguiente, su cuerpo ocupaba la portada de Extra. Adjunto, un texto que advierte sobre el peligro de las redes sociales, fingiendo un contrapeso entre la salvajada de la imagen y el mensaje "social" que el medio expone como justificación de la historia.

Sus amigos hablaron de los muchos sueños de Juan Pablo... y entre ellos nunca estuvo ser portada de Diario Extra. Y estoy seguro que ese tampoco fue el sueño de Dennis Marshall pero los muertos no son dueños de su imagen... y menos si su fallecimiento es sinónimo de mucha tinta roja.

El gore vende, eso nadie lo duda, y siempre habrá gente que pague por ver cadáveres, sesos, tripas y charcos de sangre. Y en Costa Rica, Diario Extra está solo (literalmente) en el negocio de capitalizar la muerte de otros, sin importar si se trata de queridos futbolistas, niños atrapados por un derrumbe, sicarios ajusticiados o víctimas de accidentes de tránsito que no supieron qué les pasó. Entre más chocante sea la imagen, más periódicos se venderán al día siguiente.

La indignación ante esta carnicería de papel es lógica, esperable. No conozco colegas que trabajen en otros medios de comunicación que no se hayan manifestado en contra de esta línea editorial, que no la critiquen, ya fuera en mesas de tragos, en voz baja, o bien diciendo las cosas duro, en redes sociales u otros espacios públicos.

Y ya... de ahí no se pasa ni se pasará.

Tras la publicación de la foto de Dennis Marshall y su esposa muertos en la tapa de Extra, el clamor popular fue tan sonoro que los entes relacionados con el ejercicio periodístico se unieron a las voces que le piden a Extra un ejercio más ético (al menos eso entendí yo). Tanto el Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (IPLEX) como el Colegio de Periodistas de Costa Rica se refirieron al asunto y si bien no condenaron directamente la acción, sí insistieron en que situaciones de este tipo deben evitarse a toda costa. El Tribunal de Ética del Colper fue más allá y emitió un pronunciamiento fuerte, lo cual me pareció un acierto. Sin embargo, días después el Colegio reforzó al imagen timorata que muchos colegiados manejamos de él al hacer que los integrantes del tribunal se disculparan públicamente, dándole así, en el fondo, la razón a Diario Extra, medio que justificó el uso del cadáver de los Marshall en aras de la libertad de expresión y el interés público, incluso poniendo al padre del futbolista a decir que el periódico no había hecho nada malo (se ocupa sangre de chancho para pedir algo así).

En estos momentos, cuando más se le necesita, el Colegio de Periodistas se refleja como lo que es: un dibujo en la pared. Estamos claros en que el ente no tiene mayor capacidad legal para emitir sanciones a medios de comunicación o sus resposables pero siempre entendí que sí puede llamar a cuentas a los comunicadores que están colegiados. Y adivinen quiénes sí están bien colegiados, y con sus cuotas al día. ¿Entonces?

Juan Pablo no tuvo tanta gente defendiéndolo. Su cadáver tapizó los puestos del pregón de todo el país pero no hubo grupos en Facebook cuidando su recuerdo, ningún organismo periodístico emitió comunicados a propósito de su caso... la vida no se detuvo por él, al igual que tampoco lo hizo por la indigente cuyo cuerpo fue portada de La Extra justo un día antes.

Nuestra indignación es proporcional al pedigrí del muerto.

En el caso del colegial asesinado en Orotina, otras dudas quedan en el aire. ¿Cómo un fotógrafo logró ingresar a un colegio (lleno de menores de edad cuya imagen es protegida legalmente)?, ¿cómo nadie se dignó a tapar el cuerpo del muchacho previo a que la prensa lo fotografiara?, ¿cómo ese fotógrafo se metió en un aula que fue escena del crimen y que, para ese entonces, se esperaría estuviera custodiada por policías? No sé si he visto demasiados programas de detectives pero siempre he entendido que la prensa debe quedarse detrás de la línea amarilla, más en crímenes de una naturaleza tan violenta.

Ese día, alguien que me es muy querido me enseñó el periódico y me dijo que aquello era una barbaridad. Para mí la sorpresa no es que Extra ponga cadáveres en su portada, sino que profesionales a los que tengo en gran estima lo compren. Ahí mismo le dije que cómo criticaba la portada si igual pagó por ella.

No creo en boicots a medios y mucho menos en pedir censura previa o control de contenidos. Y sí, la defensa de la libertad de expresión permite este tipo de abusos, que, por horrendos que sean, no justifican el sacrificio de un bien mayor. Sin embargo, si esperaría que alguien (¿el Colper, según este iluso?) se ponga los pantalones y pegue el grito, pues entre más sangre y craneos partidos pongamos en las portadas, menos sensibilidad nos queda como país. No podemos, no debemos acostumbrarnos a ver el gore como algo normal, como algo inevitable, porque no lo es.

Si un periodista cree que el valor de la noticia radica en publicar el rostro desfigurado de una persona, eso es un reflejo de sus valores como ser humano. Y todos los que trabajamos en un medio de comunicación comulgamos, en gran medida, con la línea editorial de nuestro empleador. Despegarse de esa máxima es ser, en dos platos, un hipócrita.

Lo que pido es ser consecuentes: si nos decimos indignados por el desprecio al sufrimiento ajeno, entonces demostrémoslo, por los medios que tengamos a mano. Y si le faltan argumentos, este sencillo ejercicio puede ayudarle: póngase en los zapatos de Juan Pablo, de Dennis o de la indigente. Ninguno de ellos soñó con ser portada... ¿y usted?

Si esta hablada le parece demasiado aburrida, entonces mejor quédese con José con Zeta, quien de nuevo le pone el cascabel al gato:

miércoles, 13 de julio de 2011

Asesinan a Facundo Cabral en Costa Rica


Ese bien pudo haber sido el título de los cables que dieron cuenta de la muerte del cantautor argentino. A Facundo lo pudieron haber matado aquí, así como en cualquier otro país de Centroamérica.

La violencia es patrimonio del istmo. En Costa Rica no tendremos, en apariencia, mareros pero poca falta que nos hacen, pues ya perdimos la capacidad de asombro ante la muerte a balazos por unas tenis, por una bici, por un celular, porque a algún hijueputa se le dio la gana...

Tras la muerte de Cabral vi varios mensajes de costarricenses criticando la situación de Guatemala, como si acá el sicariato no fuera ya un negocio establecido y no se matara gente todos los días por "ajustes de cuentas". Y no idealicemos solo el asunto en los narcos y gatilleros con marco romántico que nos receta Teletica en su dosis diaria de narconovelas "siempre con usted", dado que la violencia en este país tiene la cara que queramos: carajillos de cole que disparan contra la directora; aficionados de futbol que apuñalan a los de la barra contraria, carceleros que apalean prisioneros hasta matarlos y maridos que se pasan las medidas cautelares por donde sea con tal de acabar con sus agredidas parejas.

Facundo Cabral bien pudo haber muerto en Costa Rica... y a nadie sorprendería. El músico fue una de las tantas víctimas que todos los días mueren a balazos en Guatemala, sin saber qué les pasó y sin merecer su triste suerte. A Facundo lo pudieron igual haber matado en Honduras, en México, en Colombia... o en Costa Rica, países todos en que la vida se ha degradado a algo desechable.

Facundo Cabral no fue artista de mi predilección. Su obra nunca me entusiasmó y cubrir sus recitales fue algo que evité todos estos años, a sabiendas de que me dormiría con tanta reflexión y tan poca música. Pero eso es problema mio, no de Facundo, quien sí logró cautivar a muchos, muchísimos latinoamericanos con su mensaje pacifista. Y es precisamente esa aura que envuelve a su personaje lo que hace más notable y triste su muerte.

Bien lo dijo mi colega periodista y cantante del grupo Seka, Esteban Rodríguez, en su Facebook: "Nos gustara o no, la muerte de Facundo es un síntoma claro de a lo que vamos en Centroamérica. Sin embargo la gente habla mas de él que de las tres mujeres asesinadas ahí en San Joaquín de Heredia. No nos gusta ver los problemas de la casa".

A Facundo no le tocaba morir el sábado en Guatemala. El blanco no era él (como estúpidamente se dejó decir alguna gente al calor del suceso), sino el empresario que lo llevaba al aeropuerto. ¿Primer productor de conciertos en Centroamérica sospecho de negocios riesgosos? Para nada.

Facundo murió porque en nuestros países la vida no vale nada, porque cualquier estúpido tiene acceso a un arma de fuego, porque los criminales se pavonean de la complicidad de sistemas judiciales inútiles, porque la impunidad es la norma, porque no hay escándalo que dure tres días, porque hoy importa más la Copa América que el mismo Facundo.

Facundo Cabral murió en Guatemala... pero bien pudo haber muerto en Costa Rica.

lunes, 11 de julio de 2011

Pearl Jam, Chili Peppers, JL Guerra... ¿de dónde saco pa' tanto chivo?

Los Peppers, Eddie Vedder... y Larry Flint.
Se puso bonito el cierre de año para los que creemos que pagar por ir a un buen concierto no es un gasto superfluo.

El Estadio Nacional es el que copará la agenda de aquí hasta noviembre, con cuatro espectáculos ya anunciados en ese recinto. A saber: Juan Luis Guerra (25 de agosto); Red Hot Chili Peppers (12 de setiembre); Judas Priest/Whitesnake (27 de setiembre), y Pearl Jam (20 de noviembre).

Tener opciones es lo mejor que le puede pasar a los consumidores y, como tales, es sencillo empezar ejercicios de descarte, para ver cuál es la mejor inversión. En mi caso, tengo muy claro que la prioridad, por mucho, se la lleva Pearl Jam, con los Chili en el segundo puesto, y Juan Luis de tercero. A Judas Priest ya lo saqué de la carrera por mis colones.

La venida de Pearl Jam es, a todas luces, histórica. Es el grupo que mi generación pidió por años y hoy, dos décadas después, al fin se nos hace que Eddie Vedder y los suyos pasen por acá. Pearl Jam es el único grupo de los 4 grandes de Seattle que sobrevivió sin mayores bajas a su propio éxito, a los cambios de moda musicales y se las arregló para seguir vendiendo millones de discos y reforzar sus ideales. Nirvana murió con la escopeta de Kurt Cobain; Alice in Chains apenas si logró reponerse de la sobredosis mortal de Layne Staley y Soundgarden volvió solo por plata, una vez que Chris Cornell comprobó que su carrera solista es cosa de risa.

Pero Pearl Jam siempre se mantuvo, nunca aflojó, dio la cara y en los últimos años ha hecho algunos de los mejores discos de su ya dilatada carrera. Hoy que se confirmó, por medio del Ten Fan Club, que sí estamos dentro de la gira latinoamericana, lo que queda es ponerle precios al asunto.

Este concierto tiene un intríngulis interesante, pues varias fueron las productoras que se pelearon su paternidad. Ernesto Arceyuth, de la productora Marketing Advisor, dijo que él fue quien reservó en el Nacional la fecha del 20 de noviembre, aunque al final parece que fue Don Stockwell quien amarró a mi grupo preferido. Esto genera un conflicto de resolución interesante, pues ambos productores deberán ponerse de acuerdo, a fin de que Arceyuth ceda su derecho sobre la fecha a su competidor.

Segundo en preferencia vienen los Chili Peppers, con la ventaja de que su concierto está mucho más cerca que el de Pearl Jam (da tiempo de reponerse financieramente). La banda de California vendrá con su disco nuevo recién estrenado, pues se lanza a finales de agosto, y con guitarrista nuevo, con un desconocido (al menos para mí)  Josh Klinghoffer ocupando la guitarra que, otra vez, dejó botada John Frusciante. En contra de los chiles está el que ya vinieron (en el 2002), con lo que el público más tibio podría mostrar mayor resistencia.

Lo que sí queda claro es que entre Pearl Jam y los Peppers se pasearon en el combo Judas Priest/Whitesnake. Ya con el calendario claro es fácil ver que el chivo de veteranos metaleros será el que pague los platos rotos de la sobreoferta de conciertos. Según evidenció semanas atrás Stockwell en el perfil de Facebook  de su empresa Tropix II, la venta de entradas necesita calentar más, algo que veo difícil suceda en las actuales circunstancias. Whitesnake es un bonus agradable pero en su nombre dudo que se vendan más de cinco entradas, por lo que el peso le queda a Judas, cuyos fans más fiebres de fijo ya tienen su boleto pero no alcanzan, ni por asomo, para llenar el Goloso de La Sabana. Así, la expectativa está en el público espontáneo, ese que toma la decisión de compra dos días antes o incluso la misma tarde del chivo. Y ahora, sabiendo que están Pearl Jam y los Peppers en el vecindario, ese comprador difícilmente se decantará por dos grupos de metal que no pegan una pieza desde hace 20 años.

A esto súmele la inminente presentación de Juan Luis Guerra, sin duda el músico tropical más respetado, incluso por los que solemos arrugar la cara ante los estilos latinos bailables. Guerra es de esos artistas que no empachan, pues esta será apenas su tercera presentación en el país y perdérselo es pecado.

Finalmente, esta avalancha de conciertos también pone sobre el tapete el tema del Estadio Nacional y quién es el que verdaderamente manda ahí. Luis Peraza mandó a volar a Evenpro y los Chili Peppers, a pesar de que la productora ya había reservado la fecha respectiva con Randall Gutiérrez, el administrador del inmueble. Sin embargo, solo una semana después la junta administradora del estadio confirmó que el concierto sí se haría ahí, tal y como se pactó, echando por el suelo los alegatos expuestos por Peraza para la cancelación del permiso. Estamos ante una evidente cadena de desautorizaciones que deja mucho qué desear sobre la toma de decisiones en el principal escenario deportivo del país.

Pero eso es harina de otro costal.

Mientras tanto, entremos en calor con la mezcla perfecta: Eddie Vedder + Flea (y Jack Irons, el conecte místico entre Pearl Jam y los Red Hot Chili Peppers):

lunes, 4 de julio de 2011

Vueltaenu presenta: Las 100 mejores del rock tico - Parte 3 (80-71)

Esimple, más heredianos que el bar de Mulo
Bienvenidos a la tercera entrega de este conteo –producto tanto del voto popular como también del criterio especializado– sobre las 100 mejores canciones del rock tico. Si se perdieron la primera parte, la pueden repasar acá, mientras que la segunda quedó por este otro lado.

No le demos más vueltas al asunto y procedamos a conocer cuáles canciones se ubican entre las posiciones 80 y 71.

80. Continentes, Bufonic

Me defraudó un poco que esta fuera la única partipación de Bufonic en la centena, pues su repertorio da para al menos tener tres canciones más por acá.

En épocas de la votación, entre mis elegidas estuvo Incompatible, una pieza violentamente perfecta (seleccionada, con muy buen tino, por Miguel Gómez para el soundtrack de El cielo rojo). Pero la mayoría de la gente se decantó por Continentes, canción que también matizo mucho. De hecho, todo el álbum Siempre derrota el mal, del 2007, es perfecto. Así de sencillo.

Bufonic es hoy uno de los nombres más visibles –y con sobrados motivos– del punk rock nacional. Cualquiera de sus canciones vale más que 100 latas de bebidas energéticas. Sí, así de fuerte.




79. No tengo calma, Le*Pop
Antes de Le*Pop, el pop nacional era cosa de risa: Valentino, Arena, Vinicio, Las Chicas Buba... puros intentos fallidos. Quien más se había acercado fue Luigi Flores con su grupo 5cero6, que pegó un par de piezas pero cayó ante los constantes cambios en su formación.

Hoy no sé si Le*Pop será nuestro gran One Hit Wonder (bueno, en realidad pegó dos piezas). Hablamos de una banda que pegó bien dentro del país (mercado complicadísimo para el pop criollo); que ganó un concurso continental de MTV; que ganó un contrato discográfico con una compañía transnacional; que se lució con dos videos gigantes, inimaginables para nuestro medio dos años atrás, que estuvo en la tarima principal del Festival Imperial, y que acumulaba la experiencia de integrantes fogueados en escuelas como Los Bespas, Kadeho y Gandhi.

¿Salió algo mal? No lo sé. Lo único claro es que Le*Pop se dejó enfriar y hoy su único álbum disponible, el muy difundido Bendito Televisor, parece el legado de una especie en peligro. Lo último que se supo de ellos fue su inclusión en el festival del Estadio Nacional, la cual me pareció gratuita y regalada, pues el mérito de estar en ese cartel lo daba la vigencia, algo que Le*Pop dejó de tener desde que apagó motores.

El grupo (se supone) sigue vivo e incluso hace unos meses puso para descarga en línea un tema nuevo, Muy mio. Si están haciendo disco nuevo, ojalá incluya algo tan potente como No tengo calma, el mejor ejemplo de música pop hecha en Costa Rica (y canción del año 2009, según ACAM). Aún si no tuviera ese videazo, No tengo calma resulta invencible.




78. La loca de Gandoca, Sujetos de la Nada

Casi 10 años antes de que la gente de la agencia JWT nos sorprendiera con ese proyectazo que resultó La banda sonora de una película que jamás vas a ver, una agrupación nacional tuvo la misma idea: tomar una obra fundamental de la literatura costarricense y transformarla en canción.

Los Sujetos de la Nada fueron grandes a inicios de los 90, especialmente cuando llegaron al primer lugar en la recordada Radio Universal con su pieza inspirada en la novela La loca de Gandoca, de Ana Cristina Rossi. Hablamos de una canción que alcanzó la cima sin tener video, lo cual es un mérito doble, y que en aquel entonces causó revuelo por incluir la palabra "mierda" en su letra.

Lastimosamente los Sujetos desaparecieron tras pegar una segunda canción, la balada Estoy sintiendo. Yo muchas veces creí haber visto en el bus de Curri a su cantante, Erick Jarquín, y en más de una vez pensé en acercarme a saludarlo y decirle que admiré a su banda pero me dio color pelármela y que fuera otro mae (recuerden que no tenían videos).

Al hacer esta encuesta me emperré en incluir material de Sujetos de la Nada y, sin que aún tenga muy claro cómo sucedió, entré en contacto no solo con Erick, sino también de su guitarrista Howard Hunter, quien tuvo el detallazo de enviarme todo lo que tenía en mp3, tanto de Sujetos como de Signos, grupo que él integró junto a Luis Arenas, antes de que este pasara a El Parque.

Musicalmente, La loca de Gandoca es una canción muy acorde a su época, con mucho del rock "latino" que nos llegaba de países como México. Jarquín es un cantante de lujo y la canción resulta tan sabrosa como interesante, pues su letra es, al final de cuentas, literatura. Fue por los Sujetos que muchos conocimos en aquel entonces el libro de Rossi y lo buscamos.

Lastimosamente, lo que hay en la web sobre esta banda es ínfimo, por no decir nada. Sentí que este post quedaba mal si ustedes no podían oír la canción, así que la subí a Youtube con un pésimo video de fotos mal pegadas. Si alguien quiere hacerle un clip de verdad, dele viaje, que la pieza se lo merece.



77. Sr. Caballero, Gandhi

Primera de las muchas apariciones de Gandhi entre las 100.

Sr. Caballero quedó como el símbolo más visible del Ciclos, el disco en el que Gandhi hizo su mayor apuesta de internacionalización. Es una de las canciones "pesadas" del cuarteto e infaltable en sus conciertos, aunque a mi gusto no la mejor del Ciclos (prefiero Celeste o 40, por ejemplo).

Algo aplaudible del tema es abordar una temática social como la agresión doméstica, pues pocos son los grupos ticos del "mainstream" (odio ese término) que se comen este tipo de broncas. Además, el audiovisual de Marcos Blanco fue el primero que realmente fue consecuente con la calidad de la música de la banda, algo que a mi parecer adolecieron todos sus clips anteriores.

El Ciclos terminó siendo un disco algo incomprendido y que no todo el mundo terminó de querer como, por ejemplo, sí pasó más recientemente con el Arigato No! Si tal fue su caso, dele una nueva oportunidad, que se trata de un gran álbum que, a mi criterio, mereció mejor suerte (y el premio ACAM al mejor álbum de rock que, sorpresivamente, al final le tocó a Sincrónico).



76. Vámonos de aquí, Esimple

Sí, cada vez que escribo de Esimple pierdo los dos gramos de objetividad que me quedan dentro del cuerpo.

Su segunda aparición en el listado es el tema que abre el disco Es fácil, es sencillo, para mí el mejor disco de rock que salió en Costa Rica la década pasada... ¡Fuá! ¿Por qué me gusta tanto? Diay, porque es bueno, buenísimo.

A Esimple lo vi muchas veces en vivo (desde la cocina de Roy hasta un restaurante todo nice donde hicieron la presentación del álbum, en Sabana Sur) y siempre gocé cada una de sus presentaciones. Vámonos de aquí es de sus canciones más fáciles de aprender y me remite siempre a buenas vibras, un rock con actitud y  conocimiento y, inevitablemente, cada vez que la escucho termino sonriendo.

Lo siento pero esta es la única versión que encontré en el Tubo... no se dejen llevar por lo mal que suena.




75. El Cid, Trauma

Segunda adaptación literaria de esta entrega, solo que esta vez a partir de una obra universal: El cantar del mio Cid.

Siempre me hizo gracia que esta pieza pegara. No me malinterpreten: la canción me gusta y en su momento la maticé en Radio Universal. Sin embargo, nunca terminé de entender cómo nos llamó tanto la atención un tema que aborda uno de los libros más aburridos que me tocó leer en el cole y que tan poca relación tiene con nuestro entorno. Creo que son las bondades del power metal, el género más apto para contar historias épicas de caballeros, nobles y espadas (¿Iron Maiden, alguien?).



74. Paren paren, Mekatelyu

Y se vino la cumbia...

Paren paren representa el pináculo del fenónemo Mekatelyu. Recuerdo haber dado cobertura a conciertos gratuitos en los que las emisoras juveniles hacían una ensalada de artistas y en ellos era fácil ver a cinco mil chamacos baile y baile con esta pieza. I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E.

Para ese momento, Mekatelyu tenía dos líderes muy visibles: Johnnyman como showman dominante y, detrás suyo, Gabo como el cerebro musical del ensamble. Y no importaba si tocaban roots, cumbia o ska: el slam con ellos siempre estaba garantizado.

Paren paren también es una de las canciones de mensaje social que más y mejor efecto ha tenido entre la juventud local, mérito que no debería quedar nunca en el olvido.



73. De vuelta, Garbanzos

En algún artículo en La Nación –muchas lunas atrás– me referí al estilo "etílico" de la música de Garbanzos, algo que Arturo Díaz me dijo que no aplicaba para toda su obra. Estoy de acuerdo con su observación pero al oír esta canción uno no puede dejar de asociar a la banda con las utilidades de Fanal y la Cervecería Costa Rica.

Garbanzos es el grupo de ska más grande que ha tenido Costa Rica. Eso es indiscutible. Y esa grandeza proviene precisamente de canciones como De vuelta, himno de la vida alegre, de ese compartir con los compas tan tico que solo alguien que se la pegara con Imperial sabe entender.

De vuelta fue otra de esas inclusiones en la serie Tikici@ Rock que da buen testimonio del olfato que tuvo BMG para con el rock nacional 10 años atrás. Si antes era un clásico del under, al meterse en ese compilado la canción le llegó a todo el mundo... y en adelante todos le pedimos al cantinero que sirviera otra cerveza.

Esta versión en vivo, en unas fiestas patronales, lo dice todo...



72. No importa, 50 al Norte

Es justo decir que el rock costarricense sí tiene leyendas, y una de ellas es Bernal Villegas.

En 1992 (creo) este que les escribe se encaminó, junto a varios compañeros del cole, al Melico Salazar, donde 50 al Norte presentó el Religiones en conjunto con la Orquesta Sinfónica Juvenil. Llegó poca gente pero la pasamos en grande, con un Bernal greñudo que castigó su guitarra sin clemencia y un repertorio increíble: puta, aquello era todo su obra original... y sonó perfecta.

En aquel entonces ya 50 al Norte tenía éxitos en la radio: Llamada clandestina, Dime qué puedo hacer sin ti y No importa. Aunque en el chivo unos compitas se desgalillaron de tanto pedir Llamada, Bernal no la tocó, ni ese día ni ningún otro (pago por una grabación de esa pieza). Las que sí tocó fueron las otras dos, sabedor creo de que nunca más se las podría quitar de encima, pues ambas canciones dejaron de ser suyas para pasar a ser propiedad de la gente.

No importa ha seguido sonando, sin pausa, desde entonces. Me tocó oírla con Villegas, con Suite Doble e incluso en la etapa perdida en la que Bernal tocó con Liverpool (cuando Alvaro Sibaja la estropeaba al intentar hacerle los coros). Y, a pesar del tiempo, hoy una nueva generación de güilas saben que "al otro lado de la pared alguien me escucha y se pone a gritar".




71. Serrucho, Colémesis

Única pieza en esta lista de la banda metal que todos quisiéramos volver a ver en vivo.

Colémesis: Metaleros in cholo republic
Colémesis tiene una historia digna de ser llevada al cine. Su álbum Still Opression Rules es recordado como uno de los puntos más altos del metal tico; se fueron a probar suerte a Estados Unidos, donde hicieron el incomprensible Jalapeños in Burger Republic y se separaron en medio de diferencias internas dignas de telenovela venezolana.

Si bien lo mejor de Colémesis data de sus inicios, El serrucho es uno de sus temas emblemáticos. "Tico usa el serrucho" debe ser una de las frases más celebres del rock nacional.

Encuentra más canciones de COlemesis en Myspace Music

Y, porque Serrucho no tiene video (al menos no lo encontré), acá pueden ver la locura de Colémesis en directo... como tiene que ser.