La Academia se lanzó, descaradamente, en pos de audiencias más jóvenes.
La entrega 83 de los premios Oscar –celebrada el domingo pasado– fue una muy calculada estrategia por apelar a un público juvenil, el mismo que copa las salas de cine pero que difícilmente se prende durante tres horas a una transmisión televisiva llena de hombres vestidos de pingüinos y mujeres envueltas en pomposos trajes de diseñador.
La primera señal inequívoca de la movida se dio con la escogencia de los maestros de ceremonia, las muy juveniles estrellas Anne Hathaway y James Franco, ella la princesa de la escuela Disney y él el galanazo divertido y con caché, que igual es el mejor amigo del Hombre Araña que un súper grifo en Pineapple Express.
Pero ya está bien probado que buenos actores no son siempre sinónimo de buenos anfitriones.
Hathaway y Franco hicieron un trabajo para el olvido, de cero espontaneidad y apegado 100% a un guion aprendido de memoria. Sus chistes fueron de repertorio, totalmente instrascendentes pero sí muy políticamente correctos. De mi parte me divertí mucho más con el minuto que apareció Billy Crystal y con el video de Bob Hope que con toda la "actuación" del dúo Hathaway-Franco. Bien por los jóvenes pero a quién hay que pagarle para que el año entrante le asignen la tarea a Billy o a cómicos a prueba de fallas como Alec Baldwin, Steve Martin o Ben Stiller.
Por lo demás, la del 2011 fue una de las entregas del Oscar más aburridas que recuerdo. Creo que el que Estados Unidos viviera un año de relativa calma, con el fin de la crisis financiera, la aparente bajada en lo bélico y la ausencia de elecciones hizo que el "Super Bowl" cinematográfico careciera de pimienta: no hubo lágrimas ni explosiones de euforia de parte de los ganadores; nadie insultó a George W. Bush, y Kirk Douglas resultó el presentador más divertido de la noche, lo cual es mucho decir. Ni siquiera Christian Bale se portó mal.
Momento extraño de la velada: ver al mismísimo Pretty Hate Machine, Trent Reznor, todo modosito recibiendo su Oscar a la mejor banda sonora, por el maravilloso trabajo que hizo musicalizando The Social Network.
A favor de la gala sí hay que agregar que los premios se repartieron entre peliculones, títulos impecables que no dan espacio a la duda. No la he visto aún pero todo el mundo coincide en que The King's Speech era la mejor carta para ganar el Oscar a la película del año, aunque yo hubiera votado por Inception, la cinta del 2010 que más me impactó. Me gustó que la obra de Nolan barriera en las categorías técnicas, pues como bien dijo el cineasta nacional Miguel Gómez, se trata de un filme que será referencia por mucho tiempo entre quienes se preocupan de la mezcla de sonida, la fotografía y los efectos visuales.
Musicalmente, ni una de las canciones en concurso me hizo gracia y el que Randy Newman gane el Oscar a la mejor canción original con una pieza tan plana como la de Toy Story 3 habla muy mal de la música de película del último año. Estas canciones ni para piratearlas dan.
Me gusta que, al fin, Natalie Portman sea una "Academy Award Winner". Es una actriz demoledora, que papel que toma, papel que doma, y si la he visto en una mala película no ha sido por su culpa, sino debido a George Lucas. Mucha gente lo primero que recuerda de ella es The Professional (cinta maravillosa) pero para mí su referente tempranero es Beautiful Girls, donde siendo una adolescente le roba la película a estrellas más reconocidas.
En cuanto a Colin Firth, no sé qué pensar. Pareciera que es un digno merecedor del Oscar (mi apuesta era para James Franco, por 127 Horas) pero me cuesta desprenderme de la imagen que se ha forjado de inglés tontoneco, novio de Brigitte Jones y empleador de la Nanny McPhee. ¿Se saldrá de ese género? Su carrera en adelante será mucho más interesante, eso sí.
Películas que quedé con ganas de ver: la cinta danesa que ganó como mejor filme en idioma extranjero se nota perturbadora, al menos por los avances disponibles en Internet; The Fighter y Winter's Bone. Espero lleguen pronto al videoclub.
Lo imperdonable: la Academia volvió a cagarla en uno de los momentos más esperados de la gala, el tributo a las figuras del cine fallecidas durante el año, no solo por incluir la insoportable voz de Celine Dion, sino por sonoros "olvidos". Según el recuento de Eonline, incomprensiblemente se quedaron por fuera del homenaje el trágico exídolo juvenil Corey Haim, el siempre recordado Eddie Fisher, y la protagonista del Último tango en París, Maria Schneider, todos fallecidos meses atrás.
Lástima por Corey, una de las estrellas juveniles más ochenteras de los 80...