jueves, 24 de noviembre de 2011

Pearl Jam en Costa Rica: apuntes finales



La siguiente es una lista de apuntes en la que intentaré ser tan puntual como pueda sobre lo que viví a propósito del milagrito del 2011: ver en mi país, codo a codo con la muchachada, a mi grupo favorito de todos los tiempos.
  • Por primera vez vi el Estadio Nacional lleno. Cuando ingresé a la gramilla Alaik (como la anuciaban los revendedores) faltaba una hora y media para el inicio de la música y me embargó el temor de que la asistencia no fuera la esperada. Sin embargo, al prenderse las luces al final del chivo, las graderías lucían tupidas y en la parte delantera de la gramilla estábamos bien empaquetados. Está bien: el estadio no se puso hasta el copete pero de fijo sí albergó a más gente que en cualquiera de los otros espectáculos celebrados ahí en lo que va del año.

  • El ambiente previo fue espectacular. La Sabana se llenó de franelas XL y pantas talla 36, con aquella versión de la generación X que toda la vida esperó por aquel gran día. La cerveza corrió sin vergüenza por las aceras pero sin propiciar demasiadas escenas vergonzosas, quizá porque al día siguiente había que presentarse a bretear.

  • La camaradería fue la constante, pues sentimos que ahí estábamos todos los que 20 años atrás no sabíamos para dónde agarrar, que apenas estábamos empezando a darle forma a nuestro futuro cuando Pearl Jam se nos incrustó en el cerebro y el alma. Los "bailes" a patadas en el gimnasio del cole; los chivos de Semana U; Cus; los primeros cds; los casetes cromados de portada fotocopiada; el pelo largo; el pelo rapado; las camisas de cuadritos robadas al papá; las botas; Canal 19; las radios 103 y Universal; las fumadas en la acera; las ganas de conocer Seattle; el air guitar; el estilo de vida "alternativo"; el "porta a mí"; los compas chusma que le caían mal a los papás; los festivales de la canción usurpados por imitadores de Kurt y Eddie; el gangsta rap; el vandalismo; la vida en función de la puta música... todo eso y más resumido –con una nostálgica violencia– en una noche.

  • Lamentable participación de Las Robertas. El trío nacional seleccionado por la producción de Pearl Jam a partir de una serie de sugerencias hechas por los promotores locales, como bien lo explicó Jeff Ament (versión mucho más creíble que aquella de que su escogencia salió del iPod de Eddie Vedder) desperdició, a mi criterio, una oportunidad muy valiosa ante un público local del que si acaso el 5% lo conocía.   
  • Dado que Costa Rica no es solo el foro de 89decibeles (aunque solemos, y me incluyo, olvidarlo), la mayoría de la gente que llegó el domingo pasado al Nacional no tenía ni idea de quiénes son Las Robertas o qué tocan. Por eso –a pesar de su gira por Europa y su contrato disquera internacional– creí que el grupo aprovecharía para comunicarse con la gente, contar más de su obra, dónde descargarla y demás... pero no. Los músicos solo dijeron "Las Robertas" una vez en la media hora que estuvieron en tarima, no dieron el título de las canciones, no contaron mayor cosa y lo único que recuerdo fue al batero (que es muy bueno) pidiéndo "un despiche" (¿?).
  • Fue mi primer concierto de Las Robertas y musicalmente me pareció demasiado plano, muy aburridón como para tirarse 11 piezas seguidas que suenan a lo mismo. El grupo de amigos con el que estaba –maes que escuchan mucha música pero no son especialmente "militantes" de la escena local– pasó del aburrimiento a la indignación con el telonero local. Además, no entiendo ese ride de hacer parecer que aquello vale poco, que estamos acá por nosotros mismos y punto. Mucha apatía en el escenario, mucha apatía en la gramilla. Lástima, porque después de ver a Bufonic partirse el alma previo a Green Day; a Keep the Gap agradeciendo con sinceridad los aplausos previo a los Peppers, a Pneuma soñando por actuar previo a Metallica, pues se me ocurren al menos 10 nombres de bandas que hubieran matado por estar en el mismo cartel que Pearl Jam, dejando la sangre en cada canción.

  • El grupo angelino X fue una cucharada, no solo de cultura general, sino de buen punk rock. Con integrantes que pasan los 50, la agrupación es legendaria aunque acá se le conoce poco. El bajista John Doe es un cercano amigo de los de Pearl Jam e invitado frecuente de los de Seattle. Nota altísima para la vocalista Exene Cervenka, quien lucía y sonaba justo como Susan Boyle lo hará el día que pierda la virginidad.


  • En cuanto a Pearl Jam, cualquier cosa que diga se queda corta, además de que pierdo por completo la objetividad y solo puedo manifestarme como el fan desquiciado por esta banda que soy. Mi primera camiseta de rock fue de PJ; el soundtrack de Singles marcó el fin de mi etapa de casetes originales; este año hice el peregrinaje con mis amigos del alma al Celebration Weekend, al inicio de la gira PJ20... este año hice algo que sonaba a sueño de opio 20 años atrás: ver dos veces en directo a la banda que más duro me ha pegado, la que más quiero, la que siento sí influyó sensiblemente en mi manera de apreciar la música y el arte.


  • Pearl Jam no hace grunge, sino buen rock and roll. Estamos ante un grupo que no se aprovecha de sus seguidores, no los roba vendiéndoles mierdas que no sirven, que casi que garantiza toda su obra y eso quedó más que claro en el Nacional. Tocaron todo lo que queríamos oír en más. Yo fui particularmente feliz al escuchar los primeros acordes de State of Love and Trust, mi pieza predilecta de su extenso repertorio, aunque la verdad ninguna canción me salió sobrando, ni siquiera Last Kiss, cover que se me hace bastante prescindible.


  • Tras haber visto a Pearl Jam en mi terruño, a nivel de conciertos puedo darme bastante satisfecho. La vida me ha permitido a mis casi 35 años el haber presenciado en vivo a cuatro de mis cinco bandas favoritas –Pearl Jam, The Lemonheads, Faith No More y Red Hot Chili Peppers–, quedándome solo Toad the Wet Sprocket como la asignatura pendiente. Costa Rica ya es oficialmente estación de las grandes giras que bajan a Latinoamérica y los años aquellos en que llorábamos porque aquí no venía nadie son cosa del pasado. De hecho, el 2012 pinta como el año de avistamientos de leyendas, de las piedras angulares de la música como hoy la conocemos, con un Elton John gigante ya confirmado y algunos nombres flotando en el aire que su sola mención debe hacerse de rodillas y dándose de golpes en el pecho. ¿Cuán grandes? GRANDES.

  • Otro aspecto positivo de que PJ viniera finalmente es que no figurará en las listas insoportables de artistas que todo el mundo batea, dado que hoy empezó el frenesí de cara al Festival Imperial 2012. Fuentes anónimas cercanas a este blog confirmaron que el cartel de la tercera edición del cervefest podría incluir a Gustavo Cerati, Bono junto a Sasha Campbell y el debut musical público de Oldemarsh de Tierra Blanca.


    La foto es tomada por este peón (la única enfocada que logré pegar, a 50 metros de distancia, en medio del molote). Grabé como 15 piezas en video, las cuales pueden ver en mi canal de Youtube.

2 comentarios:

  1. Solo escribo este comentario para decirle que opino 100% igual a ud, palabra a palabra es como si me hubiese sacado las ideas de la cabeza.

    Felicidades por el blog, saludos!

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