lunes, 13 de septiembre de 2010

Radio porta/plancha (el soundtrack de nuestra infancia) Parte I


Yo siempre lo llamé como "Radio Porta" pero al parecer el término más extendido es "Radio Plancha" o "Música de plancha", así que cualquiera vale. Mi excompañera de la UCR, Fabiola Jiménez, lo definió a la perfección, vía Facebook: "El término 'musica de plancha' tiene su origen en la situacion que pasaban los nacidos en los 70's (sobre todo a finales) que eramos hijos(as) de madres que trabajaban. Nos dejaban al cuidado de empleadas domésticas que cuando planchaban se iban a meter al rincón de la casa donde estaba el planchante y para no perdernos de vista, se iban con un radio, nosotros y unos juguetes. Mientras ellas trabajaban, nosotros estabamos jugando al pie del planchante oyeron esa musiquita. Esa es la interpretacion que he escuchado de ese término".

En mi caso, aquella educación musical llegó de la mano de Ana Lucía, la muchacha que trabajó en mi casa durante gran parte de mi infancia. Si mis hermanos y yo éramos chamacos deseosos de ver He-Man, Ana Lucía era una adolescente metida de lleno en la onda musical y pasaba pegada a programas de tele como Miniestrellas (dedicado por entero a Los Chicos y Menudo)y Hola Juventud, mientras que en la radio no aflojaba las emisoras de baladas y pop en español (la mayoría mexicano), tipo Titania y Musical.

Ana Lucía impuso sus gustos y, producto de eso, hoy hay canciones que están quemadas en rincones de mi mente y de las que sólo me acuerdo en ciertos contextos... usualmente los más divertidos (karaoke o guaro o rocos o cualquier mezcla de los anteriores)

Pues bien, he aquí un muestrario de esas canciones que a huevo todos los mayores de 30 nos sabemos o, mínimo, recordamos. Y no: no sólo los gays aman a Yuri.


1. Alberto Vázquez & Joan Sebastian - Maracas (¿1983?)

Un dueto de gigantes para una canción cuya letra bien podría inspirar una película. Alberto Vázquez ya era un clásico a inicios de los 80 y el juntar su voz de señorón con la melodiosa y (entonces) juvenil de Joan Sebastian fue un acierto. Pieza fija en la programación de Siempre en Domingo y que una nueva generación conoció hace poco gracias a un bien logrado y divertido cover de Panda. De esas piezas que adquieren más gracia conforme aumenta el consumo de cerveza.



2. Yuri - La maldita primavera (1983)

No tengo la mínima idea de cuál era el pedo de Yuri contra la primavera y no me importa: qué piezón, por la gran puta. Rubia incombustible, especie de ave fénix de tugurio que tragó todas las drogas de México para luego renacer pandereta, Yuri es una diva para todos los que vivimos la época del no-cable y cuando ver la Teletón era toda. Que no le dé bañazo: todos entendemos si en el karaoke inevitablemente se ve arrastrad@ hacia el micrófono al escuchar sus primero acordes.
Por cierto, buscando info para este post caí en cuenta de que la pieza más grande de Yuri es un cover o, más bien, la versión en español de Maledetta primavera, de la cantante italiana Loretta Goggi.. ate vos.



3. Aditus - Algo eléctrico (1987)

De esas piezas que uno no sabe quién la canta pero que son inmortales. Hasta hace muy poco supe que se trataba del grupo venezolano Aditus (no Editus), a cuyos integrantes recuerdo haber visto en un video grabado en un programa tipo Sábado feliz (sí, repolo), tocando en traje entero y con máscaras de bucear y patas de rana... idioteces típicas de los 80.
Rebusqué todo Youtube en pos de la versión original. No la encontré pero sí di con una joya aún más valiosa: el video del cantante de la banda, Pedro Castillo, interpretándola en acústico, más en la línea de la balada... detallazo.



4. Flans - Tímido (1986)

Creo que pocos grupos tuvieron un impacto tan brutal en nuestra cultura pop en los 80 como Flans. Basta con mirarlas: blusones aguados, zapatos bajos tipo keats, chalequitos con jeans, prendas fosforecentes, copetones, maquillaje intenso, minisetas ombligudas, manganos, hombreras, pantalones bombachos... ellas eran un tratado de moda femenina ambulante. Mis primas querían verse como ellas, mis vecinas querían verse como ellas, todas las carajillas querían verse como ellas.
Aparte del inevitable referente fashion, musicalmente Flans era una aplanadora: pop con velcro, pegajoso, contagioso y delicioso. Yo, en aquel entonces en cuarto grado, vivía enamorado de Ilse (la machilla) y estoy seguro que si hoy me la topo de frente, de fijo me da el faracho. Aún así, en Tímido la mejor parte se la roba Mimi, con eso de "se convirtió en estatua de sal...".



6. Timbiriche - Tu y yo somos uno mismo (1988)

Mejor conocida como la pieza del "uouooooó", esta será recordada por siempre como la joya en la corona de Timbiriche. Para los carajillos de entonces esta gente era toda, con una junta de "talentos" que años después se apodería de la música pop mexicana: las entonces desconocidas Thalía y Paulina, el pelele de Capetillo, Erick Rubí (lo más parecido a un roquero del grupo), el incombustible Diego y Alix (¿quién?). El que no se la sabe de memoria es porque nunca vio Hola Juventud.
En cuanto al video, siempre me pareció un paquetazo que Capetillo saliera "tocando" la lira y Erick el bajo, cuando apenas unos metros más atrás estaban los verdaderos bajistas y guitarristas: músicos de relleno, tan invisibles como los alumnos que se sentaban en los últimos asientos en la clase del Profesor Jirafales.



7. Georgie Dann - Moscú (1980)

Hasta hoy no tenía idea de quién era Georgie Dann, intérprete de uno de los temas que más nostalgia asociada con mi infancia me provoca. Resulta que el señor es francés y sigue activo (que esté vivo ya es sorprendente), sacando éxitos bailables como Los huevos (no sea perro). Aficando desde los 70 en España, Georgie "El Rey del Verano" entró en nuestras memorias con este tema, salido justo para coincidir con los juegos olímpicos de Moscú. Para mí, esta pieza me recuerda del peluche que hubo en mi casa del osito Misha y hoy, cuando algún otro roco la pide en radios oldies, se me hace imposible no verme con zapatos ortopédicos, las rodillas cholladas y camisetas de Mazinger Z.



9. Lolita Flores - Estúpido (1985)

Esta pieza no me gusta pero cada vez que escucho la palabra "estúpido" a secas, de inmediato pienso en la hija de la Faraona, hermana también de Rosario y, en automático, agrego "niño cruel, sin corazón ni sentimientos". Lolita hace mejor música cuando le da al flamenco pero no le quito méritos en su faceta pop: vean cómo me tiene de condicionado.



10. Diego Verdaguer - La ladrona (1981)

Diego es un titán, un ícono ochentero que nunca pasa de moda, que siempre se ve igual, con un porte que en cualquier otro sería ridículo pero que en él queda a la medida. Flacucho, bigotón y con aires de latin lover, este argentino-mexicano era ÉL ídolo por estos lares y cada vez que venía causaba furor, tanto que le perdonamos hacer playback en la Teletón, algo que se notó cuando se cayó del escenario y su pieza siguió sonando como si nada. No recuerdo quién era el conductor de aquel bostezo de maratónica (¿Crespi?) pero sí me aprendió lo que dijo tras el accidente de Verdaguer: "Diego se dio un diegazo".
Por lo demás, esta letra era bastante cursi, con eso de un mae diciendo que su corazón es delicado y que ocupaba que lo mimaran... pero igual nos la aprendimos y celebramos.




11. Vikky Carr y Ana Gabriel - Cosas del amor (1991)

¿Cómo?, ¿está pieza es tan "nueva"? En el 91 yo ya estaba oyendo Nirvana. Bueno, yo a este dueto de señoras siempre lo asocié con los 80, especialmente después de escucharlo, religiosamente, en cuanto karaoke he visitado en años recientes. Vikky Carr (nacida, ojo, bajo el nombre de Florencia Bisenta de Casillas Martinez Cardona) ya tenía una impresionante carrera en la música "latina" (entiéndase como la hecha por mexicanos nacidos en Texas) cuando se juntó con la siempre sufrida Ana Gabriel y la voló, ganando un premio Grammy y volviendo a estar vigente para una nueva generación.
Ana Gabriel parece que va a llorar a lo largo de todo el video (siempre sospeché que aquellos pucheros eran producto del estreñimiento) y el toque magistral es cuando las dos se ponen sus gafas para ver el eclipse... "mirá, venite a la casa, hablamos de maes que te dejan botada por fea y aprovechamos para quemarnos la retina, coincidentemente, con el único eclipse solar total que veremos en nuestras vidas".



12. Emmanuel - La chica de humo (1989)

Demasiado artista Emmanuel, máxima expresión del sonido del buen pop en español de 25 años atrás. Irreverente, ingenioso, amante de las producciones a lo grande, poseedor de pasos de baile demasiado andrógenos como para ser imitados en público, con una voz envidiable, Emmanuel fue una fábrica de éxitos, de los pocos artistas que recuerdo eran cool en aquel entonces. Pude escoger piezones suyos como La sétima luna o Bella señora pero me decanté por la que considero es su mejor pieza, a pesar de tener un coro que siempre entendí como "yoquetengodeparodemilovaaparar... la chica de humo" (en realidad, la letra dice Y yo qué sé dónde va, dónde vive y todo está mal y siempre es igual y yo qué sé que no soy detective la paso fatal mi chica de humo mi chica de humo).

domingo, 5 de septiembre de 2010

Villanos de película: Peyton Flanders


Hoy me topé en Cinemax con una película que no veía desde hace años y que, al igual que la primera vez que la vi, en 1992, me pegó al sillón durante dos horas, casi que sin pestañar.
La mano que mece la cuna (The Hand that Rocks the Cradle, 1992) es la que me motiva a escribir mi primer homenaje a los villanos cinematográficos que más me han impactado, lista en la que Peyton Flanders siempre tendrán un lugar "especial".
Interpretada por la bella Rebecca de Mornay, Peyton es maldad pura, un demonio nacido para atormentar a la desvalida de Claire Bartel (Annabella Sciorra). La sinopsis en corto: Clare está embarazada de su segundo hijo; su ginecólogo abusa sexualmente de ella en una consulta; Clare lo denuncia; el doctorcito se suicida y su esposa (también embarazada) pierde a su bebé y queda en la ruina.
La viuda, Peyton, decide vengarse de Claire, no matándola, sino de una manera casi satánica: robándole a su familia. Así, la buenaza de Claire contrata a la mujer que más la odia como niñera y en pocas semanas su mundo se vuelve un infierno: Peyton logra que la hija mayor, Emma (lindo nombre) empiece a odiar a su mamá; casi logra que el inútil esposo se vaya en todas con ella y, lo peor de todo, empieza a amamantar al bebé de Claire... ¡amamantar un recién nacido ajeno como venganza! Demasiado bajo, demasiado cruel.
En el camino, Peyton comete bajeza tras bajeza, siempre ayudada por la ingenuidad de Claire, a quien hace quedar como una loca celosa un día sí y el otro también. En uno de sus momentos más brillantes, la niñera le provoca un ataque de asma a su odiada patrona, luego de haber vaciado todos los inhaladores de aquella. Nunca he vuelto a ver en el cine un intento de asesinato tan desalmado.
Desde luego que el drama se resuelve; Claire se entera de todo y le parte la cara a Peyton, quien en respuesta casi mata a toda su familia, sólo para terminar cayendo desde el ático hacia su muerte en el bello césped del jardín. A pesar de ser las protagonistas, De Mornay y Sciorra no tuvieron carreras tan exitosas como sus otros compañeros de reparto: Julianne Moore (la mejor amiga que siempre termina muerta en este tipo de thrillers cuando está a punto de contarle la verdad a la víctima del engaño); Ernie Hudson (sale en 3 de 4 películas de Hollywood), y la entonces niña Madeline Zima, hoy estrella de series como Heroes y Californication.
Y aunque ha seguido activa y actuando, De Mornay será recordada siempre como la niñera vengativa que no tuvo que echar mano a nada más que su ingenio para casi acabar con una familia.