domingo, 7 de noviembre de 2010

Las mejores fans del mundo




Tras varias horas de vuelo, aquel hombre posiblemente ansiaba una buena cama, tal vez un almuerzo poderoso y sin duda llevarla al suave. Sin embargo, su deber era ineludible: al otro lado del cristal cinco muchachas lo señalaban y sonreían, mientras sostenían carteles salidos de una clase de artes plásticas colegial y cámaras digitales propicias para registrar el encuentro.
Así, Leonel García ensayó su mejor sonrisa, dejó de lado el cansancio y se preparó para encontrarse con sus fans... las de verdad.

Al igual que otras tantas personas, hoy también yo estaba en el aeropuerto, no por Leonel, sino por unos parientes. Mucho antes de que el baladista mexicano se asomara por el pasillo, sus seguidoras ya se hacían notar: era evidente que la ansiedad las consumía, mientras hablaban de los cambios físicos del músico, quien por cierto volvió a ser "normal", luego de una extraña etapa como intérprete "alternativo" -en la que adoptó la poco alentadora personalidad de León Polar-, que vino seguida a la separación de Sin Bandera, el meloso y exitosísimo dúo pop que formó con el argentino Noel por cerca de una década.

"¿Quieren más a Leonel que a Noel", le pregunté a una de ellas. "No, tenemos amor para los dos", me respondió la muchachilla, quizás de unos 16. Ella y sus cuatro colegas corrieron a la puerta, siguiendo la indicación que les hacía su ídolo para atenderlas. Fotos, besos, autógrafos, regalos y una corta plática en la acera fue su premio, de parte de un músico que, vale decir, se mostró atento y agradecido por las sinceras muestras de afecto y respeto a su trabajo. Y es que antes de que el mexicano saliera, mi temor y el de mi esposa, Mónica, era precisamente que el artista les hiciera una trastada, las ignorara, despreciara a sus fans, lo cual afortunadamente no sucedió.

Y es que en estamos tan acostumbrados a las estrellas come mierda, a los astros pesados, juega de vivos, hinchados de orgullo, de un orgullo que nosotros mismos les hemos hinchado, que sorprende cuando nos topamos a un cantante famoso que sí sabe ser gente. Desde estúpidos ególatras como Luis Miguel, Axl Rose o Charly García hasta otros que creen que el público está obligado a reírles todas sus animaladas (Arjona, Marilyn Manson), la industria de la música está plagada de tipos que sienten que el universo flota a su alrededor y que ven a los fans como un mal necesario, cuando es esa sección más fiel del público precisamente la que mantiene vivo su mito.

Todos los que hemos dedicado parte de nuestras vidas a la música, en calidad de aficionados, hemos sido fans, en mayor o menor medida. Las cinco chicas que esperaban hoy a Leonel García son tan fiebres como los cientos de cholos que se apelotaron afuera del Juan Santamaría para ver aterrizar el avión de Iron Maiden. En mi caso, aquella lealtad se desató en el colegio, primero para con Def Leppard, y más tarde con Pearl Jam y Faith No More, aparte de otras tantas bandas.

Y sí: fui, soy y seré fan... y qué rico se siente. Hoy entendí a las muchachas felices de tener la firma de un Sin Bandera en un disco, pues igual me sentí cuando, años atrás, me planté cara a cara con mi ídolo musical por excelencia y, con más emoción que pena, le extendí la portada de uno de sus álbumes históricos. Mike Patton tomó el papel con la imagen de la grulla, me sonrió y le estampó la firma. Ese autógrafo hoy vale plata... para mí.

La misma emoción me arrastró en otro momento a la par de Scott Ian y Charlie Benante. Así, hoy guardo con muchísimo aprecio mis fotos al lado de los hombres fuertes de Anthrax.
Por esto, es obvio que discrepo de la posición de colegas periodistas que, tomando un punto de vista muy "profesional", aseguran en público que nunca pedirían un autógrafo o se tomarían una foto con un artista. No me jodan. ¿Puede un periodista ser seguidor de alguien? Siempre he creído que sí y es absurdo negarlo, pues todos en las salas de redacción tenemos nuestros predilectos, sean en política, deportes y cultura.

Está claro que es a todas luces inapropiado (¿o mal visto?) el dejar que esas preferencias afecten nuestro trabajo, al menos cuando de periodismo de corte informativo se trata. Sin embargo, sé por experiencia propia que los mejores artículos suelen estar inspirados en aquellos temas que más nos gustan. Yo me declaro pecador y admito que prefería ir a cubrir un concierto de Santana que uno de... Sin Bandera (de hecho me tocó ver a ese dúo y me aburrí como una ostra).

Pero a Leonel García no le importa mi opinión. A él, se le nota, la que le importa es la de las cinco
chiquillas que un domingo hicieron la perigrinación hasta el aeropuerto con tal de tenerlo, por unos minutos, solo para ellas. El artista les dio besos a todas y se despidió para seguir en lo suyo.

Mis parientes llegaron y a las muchachas les perdí la pista, aunque me imagino que partieron de vuelta a casa, posiblemente en bus, con sus bolsos llenos de recuerdos, de piezas de memoria que dentro de unos años serán tan valiosas como lo es hoy un autógrafo de Renny y René; una foto con los de Magneto o un saludo de Mike Patton.

Eran sólo cinco pero Leonel García puede sentirse dichoso: tiene las mejores fans del mundo.


Este soy yo siendo fan: firma de autógrafos de Mike Patton y Dan The Automator. Coachella 2007 (la foto la tomó un venezolano que estaba en la fila).




1 comentario:

  1. si el tiene las mejores fans del mundooo!! y obvio q las chicas lo disfrutaron muchoo el es una persona maraviillosa y muy especial.. ademas de cariñoso :) made debe estar feliz de haberse encontrado con el alla ¿ y quien no?...

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