jueves, 18 de noviembre de 2010

La argentinidad de Diego Torres


Diego Torres es de esos artistas que por lo general están fuera de mi radar: sé que existe pero no pongo atención a lo que hace o en lo que anda... hasta que lo escucho en vivo.

Esta semana asistí, por tercera vez, a un recital de este cantautor argentino, no por un gusto particular hacia su obra, sino porque a entrada regalada no se le mira el diente, y, sin embargo, este ha sido el mejor espectáculo que le he visto (al primero fui obligado por trabajo y para el segundo lo que más quería era que Torres dejara de cantar, pues después de él seguía Jamiroquai).

Admito que contra Torres siempre he tenido cierto prejuicio, como que siento que la suya no es una música que me debería gustar. Sin embargo, lo primero que escuché de él fue fulminante, al punto de que aquel sencillo que lo dio a conocer sigue siendo, a mi criterio, su mejor pieza: Tratar de estar mejor.

Eran años en que MTV Latino dictaba la pauta musical para el continente y que nombres como Mano Negra, Fabulosos Cadillacs y Maldita Vecindad eran los que mandaban cuando apareció un macho, mechudo, con el nombre menos artístico del mundo y una canción con mensaje optimista y ritmo de reggae.

Y si Diego Torres pegó llamándose Diego Torres, definitivamente algo bueno había en su música.

Creo que mucho del respeto que le tengo hoy se debe a que Diego no se cree su personaje: sigue siendo el mismo argentino (¡argentinísimo!) obsesionado con el futbol, que cuenta chistes, que se ríe de él mismo y que, como la mayoría de sus coterráneos, siempre ve el vaso medio lleno. Además, Diego (tenía que llamarse Diego) goza de algo de lo que carecen la mayoría de intérpretes de pop latinoamericano: credibilidad. Así, si Torres entona la balada más melosa del mundo, las nenas le creen lo que dice, así como se le respeta cuando habla de rock y hace rock, pues evidentemente sí sabe de ese género y lo practica... en él no hay poses.

Por eso me cae bien Diego Torres. Sus conciertos son cero aburridos y con las intervenciones entre pieza y pieza, el artista me recuerda la buena vibra que por igual me han transmitido en su recitales otros músicos argentinos. En su show de días atrás, Diego bromeó, sudó a mares (el mae debe terminar deshidratado después del chivo) y, lo mejor, desarrolló un repertorio entretenido, con algunas sorpresas que ni sus fans más histéricas podían vaticinar, y que fue casi un guión cinematográfico, con puntos de giro incluidos.

En lo particular me gustó que el artista presentara nuevos arreglos para sus temas más conocidos, lo que refresca su obra. Mis dos piezas preferidas de él –la ya mencionada Tratar de estar mejor y No lo soñé– se presentaron en formato roquero, casi pesadas, con sendos solos de parte de un guitarrista de grueso calibre.


Afortunadamente, el mismo tratamiento se le aplicó a la ya infumable Color esperanza. Presumo que el mismo Torres debe estar algo harto de escuchar su canción como el himno preferido de motivadores y charlistas, quienes la tienen en una estima similar a los libros de Caldo de pollo para el alma y las habladas de paja del Dr. Dobson. Creo que el artista no tiene la culpa de lo sucedido con su canción, aunque es evidente que sabía del perfil ganador (y comercial) que traía la pieza. Pero bueno, Diego le dio otro tempo y cadencia para el concierto y eso se le agradece.

Entre las sorpresas hubo un aburridón popurrí de éxitos de Michael Jackson; un set acústico muy similar al usado en los conciertos unplugged de MTV, y algo que sí resultó inesperado y hasta emocionante: la participación del también argentino Noel Schajris, hoy solista tras su paso por Sin Bandera.

Noel interpretó a dúo con Torres el tema Guapa, incluido en el disco de Diego. Para mí eso no tuvo mayor trascendencia más allá de lo anecdótico pero donde sí me limpiaron fue con el cover que hicieron de Easy, original de los Commodores de Lionel Richie y familiar para muchos debido a la popular versión de Faith No More... eso sí fue una sorpresa.



No sé si volveré a ir a un concierto de Diego Torres, aunque ya sumo tres y siempre digo lo mismo. Sin embargo, sí le abono el ser uno de los pocos artistas de pop latinos que viene sin jugar de vivo, que le importa hacer su arte y, sobretodo, pasarla de lo lindo... como buen argentino.

1 comentario:

  1. Con Diego Torres me pasó una vara que hasta ahora no me explico porque ni con mis bandas favoritas lo he hecho. La primera vez que escuché "No lo soñe" (la versión lenta) me cuadró tanto y me "llegó" tanto que primero pregunté como se llamaba el mae que la cantaba y luego corrí a comprar el casete (sí, el casete) del mae y resultó estar muy bueno. Incluía una piecita que no recuerdo el nombre y que cantaba junto con el mae cantante de Big Mountain. Y bueno después de ahí, hay como 5 piecitas del mae, incluyendo "Usted" con Vicentico que son infaltables en mi itunes. Igual no pagaría por ir a un concierto del mae pero me tocó verlo antes de Jamiroquai. Saludos

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